En fecha tan lejana como el primero de septiembre de 1922 el Ayuntamiento de Holguín aprobó la formación de la Banda de Música, y el 10 de octubre de ese propio año, en conmemoración del inicio de la gesta independentista, ofreció su primer concierto.
Muchos son los éxitos alcanzados por la insigne agrupación a lo largo de sus más de nueve décadas de existencia, en las que ha sabido sortear contratiempos de todo tipo para estar presente en el devenir histórico, patriótico-militar y cultural del territorio.
Prestigiosos músicos holguineros de la talla de Ángel Díaz Uriona, fundador, Juan Márquez, Francisco Blanco, Antonio Vargas, Ángel Herrera, Manuel de Jesús Leyva y Humberto Pino Hernández han estado al frente de esta, batuta en mano.
Sin embargo, la situación actual conspira contra su existencia porque a las dificultades materiales, que van desde la falta de local de ensayos, instrumentos, accesorios y uniformes, se suman incomprensiones y decisiones un tanto arbitrarias.
El maestro Humberto Pino, director titular, confirmó que los problemas se han ido acumulando y constituyen una seria amenaza, debido principalmente al éxodo de los músicos hacia otros grupos con mejores condiciones y remuneración.
“En estos momentos —puntualiza— nuestra banda está incompleta, nos faltan 10 integrantes, la mayoría de las líneas de tubas y chelos, porque muchos de los jóvenes con los que trabajamos se marchan en cuanto cumplen con el servicio social.
“Aunque respeto la decisión de pasarnos al Centro Provincial de la Música, considero que fue desacertada, teniendo en cuenta que esta es una empresa que prioriza la música comercial, generadora de ganancias, sobre la acompañante y de conciertos.
“Nosotros no contamos con un local de ensayo, pues el asignado en la calle Arias, frente al parque San José, se encuentra sin techo desde el paso del huracán Ike en el 2008 y está abandonado, sometido a la acción del vandalismo.
“Eso atenta contra nuestro repertorio, integrado por más de 400 obras representativas de lo mejor de la música universal y tradicional cubana, y por eso nos vemos limitados a ofrecer las tradicionales retretas y otras presentaciones.
“Sabemos de las dificultades económicas que afronta el país para la adquisición de instrumentos nuevos, pero ni siquiera tenemos con qué reparar los viejos y adquirir accesorios como zapatillas, muelles, cañas y parches.
“Lo de los uniformes pudiera resolverse con una gestión local y sin embargo desde el 2007 no recibimos uno nuevo y por eso nos vemos en la necesidad de actuar con una vestimenta dispareja, lo cual le resta identidad y solemnidad a las presentaciones.
“A la hora de llevar nuestro arte a otros territorios afrontamos dificultades con la transportación, la existencia de sillas para dar un concierto y de luces en el caso de que esté programado para un horario nocturno.
“No obstante, nos enorgullece contar con un público que sigue nuestras actuaciones, un público exigente que se preocupa cuando dejamos de ofrecer las retretas y aprecia nuestra banda como portadora de la cultura musical”.
Sin duda que la importante institución está urgida de recibir una rápida ayuda para solucionar los problemas que la aquejan, detener el éxodo y evitar su desintegración, pues como sentencia su propio director: “No hay mal que dure 100 años ni banda que lo resista”.