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El agua de la presa Juan Sáez se acerca a Chaparra y Delicias

Modernas máquinas dejan expedita la nueva vía para el “viaje” del líquido. Foto: Jorge Pérez
Modernas máquinas dejan expedita la nueva vía para el “viaje” del líquido. Foto: Jorge Pérez

Tras el devastador azote del huracán Flora a la región oriental, en octubre de 1963, catalogada  la segunda mayor catástrofe natural registrada en Cuba, Fidel enarbolaba el concepto de voluntad hidráulica como un programa para mitigar vulnerabilidades ante desastres naturales extremos, y  avizoraba así los cambios climáticos que hoy afectan a la humanidad.

Por eso no es casual que quienes diseñaron y ejecutan hoy la obra hidráulica  de gran magnitud y trascendencia social en el norte  de Las Tunas consagren sus esfuerzos y la conciban como un regalo al Líder histórico de la Revolución, en su 90 cumpleaños.

Presa Juan Sáez, un escenario ideal

Aunque ahora muy deprimida por la intensa sequía que asola a este territorio, fruto de esa voluntad la presa Juan Sáez, con capacidad para 112 mil hectómetros cúbicos, es el más grande reservorio artificial de agua  en la provincia de Las Tunas.

En sus predios actualmente se ejecuta la primera fase de una millonaria inversión que acercará el abasto de agua potable y  mejorará  el sensible servicio a la cabecera de ese municipio y al poblado de Delicias, en Puerto Padre.

Brigadas especializadas  de Matanzas y Villa Clara tienen a cargo la materialización del proyecto, el cual  incluye redes de conducción y distribución   en zonas y repartos de ambas localidades.

Para cumplir el propósito será necesario el tendido de 97,3 kilómetros de tuberías   de diversos diámetros: 500, 400, 355… milímetros, entre otros de menor calibre, en un trayecto de 25,9 kilómetros de longitud.

Sofisticados medios de alta productividad intervienen en el movimiento y soldadura de las conductoras. Foto: Jorge Pérez

También concibe   el montaje de una planta potabilizadora de 100 litros por segundo  y de un tanque elevado con capacidad de mil 500 metros cúbicos.

 El valor económico y humano

El ingeniero Jorge Céspedes Hidalgo, director de Servicios Ingenieros Hidráulicos del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) en Las Tunas, destacó que la cuantía de la inversión asciende a 20 millones 610 mil 668.80, en ambas monedas,  para la  construcción, el montaje tecnológico y la parte civil, y  el monto de la divisa equivale a 6 millones 831 mil 865,57 dólares, financiados por la Organización de Países Productores y Exportadores de Petróleo (Oppep).

Céspedes Hidalgo aseguró que  está previsto en el plan de la economía del actual año la ejecución de los 25,9 kilómetros de conductoras y el montaje de la planta potabilizadora.

Explicó que de acuerdo con el cronograma, en el 2017 será acometida la construcción de  todas las redes de distribución y el tanque apoyado, lo que permitirá ir suministrando el líquido  en la misma medida en que se vayan finalizando las redes en los poblados.

El directivo fundamentó el valor humano de esta obra con los beneficios que recibirán más de 24 mil 800 personas de los dos municipios, donde actualmente solo el 22 %   cuenta  con esa cobertura de abasto, a partir de pequeños y obsoletos acueductos no interconectados al sistema.

Dijo que de acuerdo con los estudios realizados, se eliminarán  pérdidas en los suministros  equivalentes al 48 %, al sustituir conductos en mal estado.

Acueductos al desnudo

El sistema de abasto del poblado de Chapara, cabecera del municipio de Jesús Menéndez,  está compuesto por siete microacueductos y  redes de distribución  con más de 80 años de explotación, que ocasionan  pérdidas de casi el 70 % de lo bombeado.

Esteban Rodríguez Gutiérrez, operador de equipos pesados. Foto: Jorge Pérez

En opinión especialistas ese deterioro afecta la calidad del líquido,  porque deja brechas a la contaminación subterránea con altos valores de nitrito, nitratos y sulfatos, y encarece el tratamiento de potabilización a base  de hipoclorito de sodio.

El ingeniero declaró como otra carga que pesa sobre el desempeño económico de la entidad, el hecho de que la UEB del acueducto en Jesús Menéndez gasta mensualmente  entre 10 y 15 mil pesos  para sostener el abastecimiento de agua mediante  pipas a gran parte de la población y consume   unos 11 mil 750 kilowatts de energía eléctrica.

Relató que en Delicias  el  80 % de sus habitantes se abastece de una obsoleta potabilizadora de la industria azucarera, instalada hace 100 años, y que su fuente de aprovisionamiento, el río  Chorrillo,   muestra una elevada contaminación que la ubica por debajo de los parámetros físico-químicos exigidos, lo que encarece su mejoramiento.

Y abundó que aproximadamente 3 mil 200 personas de esa comunidad reciben el servicio mediante pipas, con un gasto anual que supera  39 mil 900   dólares, además de cuantiosas sumas en labores de mantenimiento de las viejas redes.

“Sin dudas, confirmó, esta obra humanizará el trabajo y constituirá un sustancial ahorro de recursos  desde todos los puntos de vista y un servicio de calidad que agradecerá la población, si San Pedro, por supuesto, abre las llaves”, refirió en tono jocoso, aludiendo a la persistente sequía.

Un protagonista y un beneficiario

Oriundo de la provincia de Granma, el operador Esteban Rodríguez Gutiérrez, actualmente reside en Matanzas e integra la brigada de ese territorio que asume parte de la inversión y afirmó que “si la logística se comporta como hasta ahora, no tenemos la menor duda de que terminaremos la obra en el tiempo planificado y con la calidad requerida.

Aquí, próximo a la presa, será montada la planta potabilizadora adquirida en el exterior a un costo superior a los 2 millones 400 mil dólares, la que ya se encuentra en el país. Foto: Jorge Pérez

“Ya me siento como un tunero más. Estamos satisfechos, la gente de aquí es muy solidaria y hospitalaria. La atención al hombre es buena”, dijo y reseñó la satisfacción de contribuir a la solución del problema del agua en esta zona.

Pero lamentó: “El único inconveniente que tenemos es que estamos albergados en una villa a más de 30 kilómetros de distancia de la zona de operaciones y eso afecta el aprovechamiento de  la jornada laboral, pues trastorna  las horas de entrada y salida; pero seguimos rumbo a la meta del agua”.

Rigoberto Ávila Escobar, un jubilado de la agricultura cañera que reside en  Vedado 3 expresó asombrado: “Aquí nunca habíamos pensado en un trabajo así en beneficio de la población. Mire qué terraplén para mover los recursos y tender las tuberías. Este es el camino del agua hacia Chaparra y Delicias”.

Epílogo  

La construcción de la presa Juan Sáez, en los primeros años de la década de los 80 del pasado siglo,  puso a buen recaudo de la furia ciega de la naturaleza a muchas familias en extensas zonas del actual municipio de Jesús Menéndez, porque las aguas dejaron de correr amenazadoras, apabullantes; y, ahora comenzarán a acercarse ordenadas, bien conducidas, a Chaparra y Delicias, para beneplácito de sus vecinos.

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