La noticia no cargó los matices de secretismo de otras decisiones. El mentor avileño, Roger Machado, de fiesta aún por su tercer campeonato nacional —dos de ellos en línea— fue designado para dirigir la selección nacional cubana que intervendrá del 9 al 30 de junio en la Liga Independiente Can-Am 2016.
El complemento de la información enviada por correo —¿por qué no una conferencia de prensa si se trata de un anuncio trascendente?— da cuenta que la nómina del conjunto será de 28 jugadores y saldrá de una preselección entre 35 y 40 nombres, la cual se dará a conocer en los próximos días.
Hasta aquí lo esencial. El tiempo para preparar esa formación será de apenas tres semanas y si bien la exigente temporada nacional duró más que nunca —ocho meses—, se impone un diseño o plan de entrenamiento que tome en cuenta el lógico desgaste físico de muchos hombres, pues enfrentaremos a elencos que estarán frescos y en plena competencia.
Según la comunicación enviada por la Federación Cubana corregir dificultades técnicas y potenciar el desarrollo táctico del colectivo serán las bases de preparación, que dicho sea de paso esperamos no sea en el estadio Latinoamericano, pues tras los arreglos para el partido contra Tampa Bay Rays parecía quedar claro que el terreno no debe ser utilizado para entrenamientos, sino para juegos oficiales.
Sin entrar ahora en las especulaciones de los posibles integrantes del equipo, volver a apostar por Machado para una selección nacional —recordemos el bronce en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015— tiene algunas lecturas claras y otras pendientes de responder.
Se lo ganó como mánager campeón; sigue estando su nombre entre los pocos con opciones de dirigir el Clásico Mundial del 2017; es considerado capaz de enfrentar, técnica y tácticamente, uno de los retos más altos del béisbol en los últimos tiempos y cuenta en su aval de experiencia otros dos torneos internacionales (el Challenger de Canadá en 2013 y la Serie del Caribe del 2015).
Hay que tener en cuenta que no asistiremos a una lid con podios finales, sino que se tratan de 19 desafíos en medio de un campeonato como la Liga Can-Am, en la que todos los conjuntos son profesionales, no del más alto nivel ni mucho menos, pero sí con oficio y calidad superior a Juegos Centroamericanos, Panamericanos y algún otro que hayamos asistido.
El nuevo turno para Roger Machado abarcará un calendario pocas veces visto —quizás nunca— por equipo Cuba en períodos pasados y presentes. De ahí otra complejidad y singularidad. A la que siempre tendremos que sumar la disponibilidad de jugadores, pues los contratados en otras ligas ya no serán llamados, como es lógico, para este periplo por Canadá y Estados Unidos.
Expectativa por delante, un balance positivo (más victorias que derrotas) sería la aspiración primaria para Machado y su colectivo de dirección, que aprenderán seguro muchos más secretos del béisbol, o al menos de una pelota hoy superior a la nuestra.
