Antes de despuntar el día, el taxista pone en marcha el vehículo por las calles de la provincia de Ciego de Ávila. El trayecto es largo, pero él viaja presto a brindar servicios en las instalaciones de los cayos Coco y Guillermo.
Arriba el taxi a su destino. Se acercan turistas con la intención de alquilar. Cuando el conductor del automóvil arrendado intenta “ligar” la carrera, se interpone un carro modelo Audi. “Colega, este pasaje me pertenece”, alega el presunto ilegal.
El trabajador no estatal insiste: “El equipo suyo no tiene indicios de estar vinculado al sistema de arrendamiento…”. La respuesta es dudosa: “Simplemente, estoy autorizado por el personal del hotel; monten que para luego es tarde”, le dice a los extranjeros y la gestión del cuentapropista queda en el parqueo.
Escenas como esta trascienden en instalaciones turísticas de la cayería norte del territorio avileño. “El problema ha sido analizado periódicamente en nuestras reuniones ordinarias e informado a los organismos correspondientes, pero continúa como si estuviera ‘ponchada’ la respuesta”, afirma Iván García Rivera, secretario general del núcleo del Partido 173, de la agencia Jardines del Rey.
Dicha agencia, perteneciente a la empresa Taxis Cuba, localizada en La Habana, fue constituida el 29 de julio de 2014, al pasar a la modalidad de arrendamiento los carros estatales que brindaban el servicio en CUC.
Hoy suman más de 130 equipos, de ellos 38 automóviles privados, incorporados al nuevo modelo de gestión. Según Iván, todos los choferes particulares tuvieron la oportunidad de arrendar sus medios, luego de un extenso proceso de organización y de reuniones, en las cuales se dieron a conocer los pormenores, pero no todos fueron receptivos al cambio del régimen de trabajo en este tipo de transporte.
“Es probable que hayan hoy tantos ilegales como legales. En realidad, los no arrendados se han adueñado de las piqueras en hoteles del polo turístico avileño. A cambio de cierta recompensa, algunos trabajadores de esas instalaciones les facilitan las relaciones con los turistas”.
Añade el también conductor arrendatario García Rivera que las agencias Cubanacán y Gaviota tour han contratado a propietarios de autos antiguos y modernos, los cuales, además de utilizarlos en las excursiones, incluyen en sus operaciones el cobro de dinero en efectivo.
En la actualidad, tan embarazosa es la misión de recorrer cientos de kilómetros y retornar con más gastos que ingresos no pocas veces, como sacar cuentas después de las carreras con obstáculos que emprenden los asociados a Taxis Cuba.
Mientras ellos entregan mes a mes el 10 % de los ingresos a la Oficina Nacional de la Administración Tributaria (Onat), la contribución anual al fisco equivalente al 50 % del total de su recaudación y enfrentan otras deducciones, les saquean el pasaje choferes con menor contribución al tesoro público.
Cuando sigue atascada la solución a los obstáculos de la gestión de esos trabajadores no estatales de transporte, las ilegalidades continúan sobre ruedas con luz larga y sin taxímetro en el destino turístico Jardines del Rey.