En Campechuela, Granma, tomarse una cerveza embotellada puede ser un problema, sobre todo para quienes deben venderla. Así lo asegura César Miguel Labrada Leyva, trabajador de la Empresa de Comercio y Gastronomía (ECG) del mencionado municipio.
Él labora en la unidad La Playa, donde al precio de 10.00 CUP se expende ese producto, que al recibirlo ya llega con la orientación de la Empresa de Bebidas y Licores en la provincia (Embel) de ser vendido antes de las 72 horas, aunque es de “tan mala calidad que en realidad no dura ni 24 horas, no se sabe si es cerveza o vinagre”, recalca.
Para colmo, asegura que muchos de los clientes, molestos, exigen como es lógico, la devolución de su dinero.
Pero en la ECG tienen la disposición de que “no se pueden reponer”, y acto seguido expone algo inaudito: el gastronómico es quien paga y, por supuesto, queda como único perjudicado.
Con todo su derecho, César Miguel y sus compañeros piden a la Embel del territorio una explicación a esta situación y se cuestionan por qué no se le repone la cerveza en mal estado a la ECG.