Más allá de las consignas que enarbolaron los trabajadores en el desfile y que recuerdan al Comandante en Jefe, de los carteles que tienen el rostro del líder histórico de la Revolución y que portaron trabajadores humildes e incluso más allá de la inspiración que significa su presencia y sus 90 cumpleaños, Fidel estuvo en Santa Clara.
Estuvo en la creatividad y en el arte de Adela, Roland y Linares tres artistas plásticos consagrados. También en los pinceles de los jóvenes Leonardo, Arlén y Nyuris. Ellos lo dibujaron en su inmensa cubanía, entre palmas, escalando montañas, hablándole al pueblo, pensativo y reflexivo, rodeado de palomas. Crearon un Fidel propio y de todos junto a la estatua del guerrillero amigo, hermano y Comandante, Che Guevara.
Allí estuvo Fidel en su inmensidad, viendo crecer al pueblo que hizo triunfador, con su indeclinable posición de principios, desde el colorido del arte y en los trazos de la contemporaneidad como sus propias ideas. Allí estuvo Fidel, el Che lo acompañó como siempre, Hasta la Victoria.