Un tren avanza por Cuba con laminado de varias medidas, bloques de hormigón, tejas de asbesto cemento, cubiertas de poliespuma, fertilizantes y otros renglones a bordo, con vistas a contribuir al perfeccionamiento del balance nacional de cargas, a partir de las ventajas del ferrocarril para el uso más racional de los recursos.
Su “terminal” de origen está situada en el centro de la provincia de Ciego de Ávila. Desde allí ha partido hacia La Habana, Sancti Spíritus, Camagüey, Las Tunas, Granma y otras provincias para realizar el acarreo de recursos destinados principalmente a los sectores de la construcción y la agroindustria azucarera.
La puesta en marcha de ese equipamiento obedece a una solución que ahorró divisas. Máximo Valenzuela Hernández, uno de los innovadores, afirmó que cada vagón para tales operaciones cuesta unos 230 mil euros en el mercado internacional. En cambio, el colectivo que él dirige rehabilitó medios para similar encargo estatal a un costo de 2 mil 691.62 pesos cubanos.
“Nosotros nos propusimos quitarle tal peso a la economía del país y disminuir el déficit de esos equipos en la Unión de Ferrocarriles de Cuba, modificando 17 carros jaula destinados antes al traslado de caña de azúcar, en casillas para cargas generales.
“Sustituimos los trucks de caja de grasa con banda de brey por trucks sumitomo con rodamientos de cartuchos, lo cual posibilitó aumentar la velocidad sobre los rieles de 30 a 50 kilómetros por hora, y favoreció también el ciclo de reparación y mantenimiento, y la seguridad en el movimiento. Además, a los carros con descarga frontal, les adaptamos puertas corredizas que permiten el acceso al vagón por ambos lados.
“Ahora no solo podemos satisfacer las demandas de los grupos empresariales Acinox Comercial e Industrial Perdurit, la Comercializadora Escambray y la Industria de Materiales de la Construcción, sino también las de otros clientes que soliciten nuestros servicios en todo el territorio nacional”.
Así, los equipos que debían convertirse en chatarra por sus años de explotación, no solo retornaron a los caminos de hierro con una vida útil prolongada. Le han aportado más de 1 millón 274 mil 467 pesos de ingresos por concepto de prestación de servicios a la unidad básica ferroviaria avileña.
La contribución de Máximo, Juan Luis y Casanova, en calidad de innovadores, y de los obreros Milkon, Yasmel, Carlos y Juan, favorecen el programa de recuperación y desarrollo del ferroca- rril. Ellos pertenecen a un colectivo Vanguardia Nacional del Sindicato de Trabajadores del Transporte, y continúan con la permanente disposición de ponerles manos a la obra y al ahorro de todo tipo de recurso.
Hoy emprenden una nueva misión: “Construimos, con materiales recuperados, medios tipo planchas comerciales para destinarlas a la transportación de laminado, pretendemos tener 16 listas en la primera quincena de mayo…”, argumentó Valenzuela Hernández.