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Manos a la obra y…

Un tren avanza por Cuba con laminado de varias medidas, bloques de hormigón, tejas de asbesto  cemento, cubiertas de poliespuma, fertilizantes y otros renglones a bordo,  con vistas a contribuir al  perfeccionamiento del balance nacional de cargas,  a partir de las ventajas del  ferrocarril para el uso más  racional de los recursos.

Su “terminal” de origen está situada en el centro de la provincia de Ciego de Ávila. Desde allí ha  partido hacia La Habana,  Sancti Spíritus, Camagüey, Las Tunas, Granma  y otras provincias para  realizar el acarreo de recursos destinados principalmente a los sectores  de la construcción y la  agroindustria azucarera.

Juan, mecánico de vagones, uno de los artífices del ahorro. Foto: José Luis Martínez Alejo

 

La puesta en marcha de ese equipamiento obedece a una solución que  ahorró divisas. Máximo  Valenzuela Hernández,  uno de los innovadores,  afirmó que cada vagón  para tales operaciones  cuesta unos 230 mil euros  en el mercado internacional. En cambio, el colectivo que él dirige rehabilitó medios para similar  encargo estatal a un costo de 2 mil 691.62 pesos cubanos.

“Nosotros nos propusimos quitarle tal peso a la economía del país y disminuir el déficit de esos  equipos en la Unión de Ferrocarriles de Cuba, modificando 17 carros jaula  destinados antes al traslado de caña de azúcar, en  casillas para cargas generales.

“Sustituimos los trucks de caja de grasa con banda de brey por trucks sumitomo con rodamientos de  cartuchos, lo cual posibilitó aumentar la velocidad  sobre los rieles de 30 a 50  kilómetros por hora, y favoreció también el ciclo  de reparación y mantenimiento, y la seguridad en el  movimiento. Además, a los  carros con descarga frontal, les adaptamos puertas  corredizas que permiten el  acceso al vagón por ambos  lados.

“Ahora no solo podemos satisfacer las demandas de los grupos empresariales Acinox Comercial e  Industrial Perdurit, la Comercializadora Escambray  y la Industria de Materiales de la Construcción, sino  también las de otros clientes que soliciten nuestros  servicios en todo el territorio nacional”.

Así, los equipos que debían convertirse en chatarra por sus años de explotación, no solo retornaron  a los caminos de hierro con  una vida útil prolongada.  Le han aportado más de 1 millón 274 mil 467 pesos  de ingresos por concepto  de prestación de servicios  a la unidad básica ferroviaria avileña.

La contribución de Máximo, Juan Luis y Casanova, en calidad de innovadores, y de los obreros  Milkon, Yasmel, Carlos  y Juan, favorecen el programa de recuperación  y desarrollo del ferroca- rril. Ellos pertenecen a un colectivo Vanguardia Nacional del Sindicato de Trabajadores del Transporte, y continúan con la  permanente disposición de  ponerles manos a la obra y al ahorro de todo tipo de  recurso.

Hoy emprenden una nueva misión: “Construimos, con materiales recuperados, medios tipo  planchas comerciales para  destinarlas a la transportación de laminado, pretendemos tener 16 listas  en la primera quincena de  mayo…”, argumentó Valenzuela  Hernández.

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