El encuentro forma parte del Festival Internacional de Cine Pobre que se desarrolla por estos días en la ultramarina Villa del nororiente cubano y contó con la participación de directores y especialistas en la materia de diferentes países.
La documentalista peruana Marlene Dermer, residente en los Estados Unidos, fue enfática al afirmar “yo vivo en el monstruo y conozco cuánto hacen las trasnacionales, que dominan el mercado cinematográfico, para imponer sus producciones”.
“Por eso, enfatizó, tenemos que ser capaces no sólo de hacer películas de calidad, que reflejen nuestros gustos e intereses, sino también de buscar formas alternativas de acceder a las mismas, como los medios digitales e Internet”.
Tal criterio fue reafirmado por la colombiana Diana Vargas, quien igualmente enfrenta dificultades de todo tipo para materializar cualquier tipo de producción en Los Ángeles, donde impera la ley del dinero y el cine comercial.
En contraposición con esta postura, estuvo el ejemplo del director norteamericano Willard Morgan, fiel seguidor del denominado cine pobre y quien una vez más vino a Gibara con una variada muestra de documentales, filmados bajo este presupuesto.