Gibara es un pueblo mágico, que cautiva de inmediato a quienes lo conocen por primera vez, afirmó Willard Morgan, actor, productor y director estadounidense, quien preside el jurado de animación y videoarte del XII Festival Internacional de Cine Pobre.
Dijo que fue el realizador Rogelio París, recientemente fallecido, quien le abrió las puertas de la cinematografía cubana en el año 2000, primero a través del Festival Latinoamericano de La Habana y después con el de Cine Pobre de Gibara.
Desde entonces quedó prendado de Cuba en general y de la ultramarina Villa Blanca, en particular, cuyos encantos ha sabido recoger en fotografías tomadas en el 2003 y 2005 y conforman la exposición Gibaras, montada en la Casa de la Cultura.
Morgan, fundador del evento y amigo personal de Humberto Solás, trajo también los cortometrajes Misquided tours, Sweatshop boogie, Burnt toast, Ayakamay unconscious y Confesiones de una filmahólica, todos los cuales se están proyectando durante estos días.
“Es increíble cómo ha cambiado Gibara, puntualizó, su magia, lejos de disminuir con el paso del tiempo, aumenta por años y ahora es más grande, más universal porque la ciudad y su gente saben prepararse para recibir a representantes del mundo cinematográfico.
