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“Este es un momento de lucha por la Revolución”

Pedro Castillo, veterano dirigente sindical. Foto: Eddy Martin
Pedro Castillo, veterano dirigente sindical. Foto: Eddy Martin

 

Ya el andar y la voz de Pedro Castillo Hernández no tienen el ímpetu de antes; su memoria parece pugnar con los 97 años que cumplirá el 25 de octubre próximo y entre recuerdos y anécdotas se remonta a la vida que como sindicalista iniciara por los finales de la tercera década del pasado siglo.

“Físicamente estoy entero; lo único que me está fallando un poco es la mente…no,  la mente no, la memoria…es que se me olvidan algunas cosas. Fíjense que ya entré en la última década de vida”, atinó a decir cuando un grupo de compañeros del movimiento sindical cubano llegaron a su casa para agasajarlo en estos días previos al Día Internacional de los Trabajadores.

Vive muy cercano a lo que fuera el único central azucarero de la capital habanera, el Martínez Prieto, aledaño al ISPJAE, donde se forman buena parte de los ingenieros cubanos.

“Es que yo también fui azucarero ―asegura― y durante algunos años luego del triunfo de la Revolución fui administrador de ese central”.

Castillo, como siempre fue conocido, fue tabacalero desde los 15 años, incluso Lector de Tabaquería, y ya a los pocos meses se convertía en dirigente sindical de ese importante gremio. Una vida larga y cargada de duras batallas por la defensa de sus trabajadores.

“Era la segunda industria del país ―dice― luego de la azucarera y siempre tuvo una gran influencia en el movimiento sindical cubano, de ahí que de sus filas salieran muchos dirigentes valiosos, con Lázaro Peña a la cabeza”.

Es que Lázaro, fundador en 1939 de la Confederación de Trabajadores de Cuba, antecesora de la actual Central de Trabajadores de Cuba, significó para Castillo brújula y guía, maestro y conductor. De Lázaro siempre habla.

“Mi mayor contacto con Lázaro ―recuerda Castillo― fue a inicios de la década del 40 del pasado siglo, aunque ya lo conocía. A su lado aprendí casi todo lo que sé. De él se aprendía mucho, de su sencillez, de la forma en que trataba a los trabajadores, de su carisma. Él deleitaba con su palabra”.

Castillo encabezó durante muchos años el Sindicato Nacional de Trabajadores Tabacaleros y cuando concluyó esa labor, dedicó sus mejores energías a la organización de los jubilados, primero en el propio sector tabacalero y luego a nivel de todo el movimiento obrero cubano.

Por momentos pareció que Castillo perdería el hilo de la conversación, pero a decir verdad, siempre encontró la forma de salir airoso, salvo cuando olvidó alguna que otra fecha o algún nombre otrora familiar. A su lado, para el imprescindible auxilio, la esposa de decenas de años.

¿Y qué puede decirnos a breves días del Primero de Mayo? pregunté a Castillo. Su respuesta pareció la misma que aprendió en los duros combates contra las patronales y latifundistas del tabaco en su Pinar del Río natal: “Hoy llamo a mis hermanos de clase a la unidad; este es un momento de lucha por nuestra Revolución”.

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