La diabetes es una enfermedad antigua que causa cada vez más estragos en el mundo moderno. En 1980, 108 millones de adultos vivían con diabetes. En 2014 habían pasado a ser 422 millones (el 8,5% de los adultos), lo que es reflejo del aumento de los factores de riesgo —como el sobrepeso o la obesidad— en todo el mundo. Aunque disponemos de las herramientas para prevenir y tratar la diabetes, esta enfermedad causa actualmente alrededor de 1,5 millones de muertes al año. Los niveles elevados de glucosa en la sangre ocasionan 2,2 millones de muertes más.
La Organización Mundial de la Salud ha publicado este año su primer Informe Mundial sobre la Diabetes, en el que se explica la magnitud del problema y se sugieren modos de invertir las tendencias actuales. La diabetes no afecta de igual manera a la población de un mismo país o de países diferentes. Los habitantes de los países de ingresos bajos y medianos se ven afectados de manera desproporcionada, si bien allí donde hay pobreza siempre se encuentran enfermedades y muertes prematuras.
La diabetes afecta a los sistemas sanitarios y las economías de los países debido al aumento de los gastos médicos y a la pérdida de salarios. En 2011, los líderes mundiales convinieron en que las enfermedades no transmisibles, como la diabetes, representan un desafío de primer orden para el logro del desarrollo sostenible. El año pasado, los Gobiernos aprobaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que incluyen la meta de reducir en una tercera parte la mortalidad prematura ocasionada por las enfermedades no transmisibles.
Podemos limitar la proliferación y los efectos de la diabetes promoviendo y adoptando estilos de vida más saludables, especialmente entre los jóvenes, como una mejor alimentación y la actividad física. También debemos mejorar el diagnóstico de la diabetes y el acceso a los medicamentos esenciales, como la insulina. Los gobiernos, los servicios de atención médica, las personas con diabetes, la sociedad civil, los productores de alimentos y los fabricantes y proveedores de medicamentos y tecnología deben contribuir a cambiar el statu quo.
En este Día Mundial de la Salud, comprometámonos a trabajar de consuno para poner fin al aumento de la diabetes y mejorar la vida de las personas que viven con esta peligrosa enfermedad, que es prevenible y tratable.