Casi tres años cumple el programa brasileño Más médicos, gracias al cual la atención de salud en el estado sudamericano ha llegado hasta los 63 millones de personas excluidos por el sistema. El 31 % de la población.
Datos recientes aseguran que actualmente el programa alcanza 34 distritos especiales indígenas y 4 mil municipios, incluidos 700 que antes carecían de galenos. Esto es gracias a la incorporación de 18 mil 240 médicos. De ellos, el 67 % son cubanos; el 24 %, brasileños; y el 9 %, de otras 40 nacionalidades.
Más médicos fue un proyecto inicialmente muy cuestionado por los detractores del gobierno de Dilma Rousseff. Hoy tiene entre sus ejes financiar la construcción de unos 26 mil nuevos puestos de salud en todo el territorio. Ya están listos más de 5 mil. Además, sueña con democratizar el acceso al estudio de la medicina en las universidades, ampliar las plazas en los centros de educación superior existentes, abrir nuevas escuelas y reformular los planes de estudio para incluir materias que garanticen una adecuada atención primaria.
Hasta el momento se han integrado 3 mil 700 médicos brasileños. El hecho se ha entendido como un resultado positivo que haría sostenible el proyecto, pues inicialmente el Ministerio de Salud tuvo que recurrir a la contratación de especialistas extranjeros debido a la falta de personal autóctono capacitado y dispuesto a trabajar en las difíciles condiciones que imponen la pobreza y el aislamiento de muchas de las comunidades más necesitadas de la atención primaria de salud.
Los efectos de Más Médicos han permitido trazar una ruta hacia una segunda fase denominada Más Especialidades, que está orientada a garantizar la presencia de pediatras, cirujanos, ortopédicos y otras ramas de la medicina en localidades brasileñas.
Pero todo esto peligra debido a la crisis política que vive actualmente Brasil.
Hêider Pinto, máster en Salud Pública y responsable del programa publicó en la revista brasileña Forum, un artículo titulado Más médicos + Golpe = Menos médicos. En este recordó las denuncias realizadas por el diputado Paolo Pimienta acerca del pacto firmado por “organizaciones médicas conservadoras con el entonces candidato a la presidencia Aécio Nieves”, en el que se comprometían a cancelar el acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud y eliminar así la participación de doctores extranjeros.
Esas mismas fuerzas participan ahora del golpe que se pretende dar a la democracia brasileña, por lo cual Pinto revela datos que emiten señales de alerta a la opinión pública brasileña.
Asegura, por ejemplo, que “solo el 8 % de los cubanos y el 15% de los extranjeros no cumplieron con el tiempo propuesto para cumplir con el programa (3 años). En el caso de Brasil esta cifra alcanzó el 40 por ciento”.
Excluir a los foráneos del proyecto representaría devolver al desamparo a no menos de 44 millones de brasileños. Además, sería un acto de “profunda ingratitud con aquellos que se alejaron de sus países para venir a cuidar de nuestra gente en los lugares a los que nuestros médicos no se ha propuesto llegar”.
Expone Pinto que esas organizaciones médicas también están en contra de “la apertura de nuevas escuelas de medicina y de cambiar el plan de estudios de medicina” para reforzar los servicios de atención primaria.
Los atentados al Programa son “contra tantos brasileños que por primera vez reciben esta atención domiciliaria de salud. El derecho a la salud está por encima de las ideologías. Partidarizar un servicio que atiende a casi un tercio de la población es un delito de lesa patria”, ha dicho el intelectual Frei Betto, uno los defensores de Más Médicos.
El “puente hacia el futuro” que ha prometido la derecha golpista parece más una vía expedita hacia el pasado que un camino al progreso.