Animada en la máquina de coser, Aurelia Martínez Medina cuenta que llegó jovencita, se hizo costurera y ya peina canas en sus únicos oficio y centro de trabajo.
Su vida laboral acontece puntada a puntada hace casi cuatro décadas, en el taller Juan Antonio Márquez, de la ciudad Ciego de Ávila. Allí están vacíos puestos claves, hacia los cuales apunta la obrera y comenta: “Necesitamos cubrir esas plazas vacantes, sino incumplimos el plan, el sueldo es menor, perdemos la divisa…
“¿Buen salario?, ¡qué va!, es bajo comparado con el ajetreo de estar cosiendo durante ocho horas, aunque gana un poquito más quien le gusta y se consagra a esta labor. Cuando hay materia prima, como hoy, siempre sobrecumplo la norma diaria”.
Esta cosedora “larga” en la productividad, es paradigma en la unidad empresarial de base (UEB) Confecciones Trébol, donde hay vacantes unas 86 plazas de costureras, en las fábricas localizadas en seis de los 10 municipios de la provincia avileña.
Justamente, el déficit de la fuerza laboral y el crecimiento del ausentismo fueron las principales preocupaciones de los afiliados en las asambleas de presentación del plan de la economía y el presupuesto para el 2016, según informa Eva Jardinez Mena, representante sindical en la unidad.
Reconoce que darles solución a esos “descosidos asuntos” resulta vital para cumplir los compromisos con los clientes que son superiores este año en unidades físicas, ya que harán, por primera vez, manteles, sobrecamas, sábanas y otros surtidos demandados por el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN).
La confianza en los fabricantes consiste en la calidad de sus realizaciones. Explica Oscar Morales Jiménez, director de la UEB, que en el 2015 asumen los uniformes de todos los trabajadores de Etecsa en el país que antes se importaban. Atesoran experiencia en las producciones masivas del vestuario de las agencias bancarias cubanas, el Comité Central del Partido y sus dependencias, la CTC y otras instituciones.
Afirma Eva que “para atenuar los dos problemas principales producimos dos o más renglones de forma simultánea en cada establecimiento. Por ejemplo, en Morón se hacen hoy uniformes escolares, forros para colchones, camisas de vestir; en Tamarindo, vestuario estudiantil y pantalones para los directivos del ITH; en Ciego batas sanitarias, chores y otros renglones”.
Sin embargo, deviene especie de “zurcido” tal alternativa. Eva alega: “Tenemos costureras largas, medias y cortas en las faenas, quienes ganan poco porque es un empleo perteneciente a los niveles inferiores de la escala salarial, el promedio es de 375,00 pesos y un porcentaje en divisa si se cumple el reglamento para la estimulación en este tipo de moneda, por eso fluctúa el personal femenino directo a los procesos, cuando las mujeres representamos el 93 % del total de los recursos humanos de la unidad”.
Leoncio Gil, cortador en el taller Juan Antonio Márquez, es de los tantos que opinan que debe analizarse una cuestión medular: “Si incumplimos la producción de determinado mes, pero nos recuperamos al cierre del trimestre, es calificada como válida la producción terminada acumulada, ¿por qué no se considera de igual forma la retroactividad para la estimulación en CUC?
“A la asamblea de mi sección sindical llevé también la propuesta de que se evalúe la posibilidad de autorizarle a nuestra UEB un punto de venta como tienen otras entidades, con el fin de ofertarle a la población a precios asequibles productos que hacemos con la recortería, y así lograr ingresos adicionales para mejorar el salario del colectivo”.
A Trébol no le está permitido pactar precios, ni flexibilizar normas de producción por su encargo estatal. Sin embargo, fabrica camisas de cuadro para hombres a un costo de 8,23 pesos en moneda nacional y 2,90 en divisa (11,13 total) que han estado a la venta a 90,00 pesos en unidades del MINCIN.
El margen comercial abultado que tiene también la misma prenda de vestir en las Tiendas Recaudadoras de Divisas, de la Corporación Cimex, demuestra que no acoplan el “botón y el ojal”, si se trata de la relación entre productores y comercializadores, estos últimos con mayores ingresos luego de mostrarle el importe en las cajas registradoras al cliente final: el pueblo.
De manera que mucha tela por donde cortar tienen los hacedores de surtidos textiles, en el empeño por descoser los pespuntes negros en el plan de la economía de la UEB Confecciones Trébol.