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Empresa estatal: la pieza clave

La termoeléctrica Carlos Manuel de Céspedes, en la provincia de Cienfuegos, demuestra que las empresas estatales socialistas pueden caracterizarse por la eficiencia y la eficacia. Foto: Juan Carlos Dorado
La termoeléctrica Carlos Manuel de Céspedes, en la provincia de Cienfuegos, demuestra que las empresas estatales socialistas pueden caracterizarse por la eficiencia y la eficacia. Foto: Juan Carlos Dorado

 

Pudiera pensarse quizás, a tono con acontecimientos recientes, que el futuro de la economía cubana, o sea, su despegue definitivo y desarrollo sostenible, estará signado por lo que logre fundamentalmente el sector no estatal.

Sin embargo, se ha reiterado con razones sobradas que no es así, a pesar de que su influencia resulta y resaltará innegablemente en los destinos económicos de la nación y su presencia en el entorno social se hace cada vez más notable. Pero eso no significa, en modo alguno, que sobre él esté sustentado un peso de tanta magnitud.

Vayamos por partes para comprender el asunto de la mejor manera posible.

Al cierre del pasado mes de enero se habían expedido 510 mil 558 licencias controladas por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), para múltiples actividades por cuenta propia, y 18 mil 362 personas cuentan con más de una por realizar varias labores.

Evidentemente son cifras a tener en cuenta y que posibilitan un aporte a la economía para nada despreciable, amén de los problemas que resuelven a la población y la variedad de servicios que ofrecen.

No obstante, debe tenerse claro que la empresa estatal socialista desempeña el papel preponderante en la economía cubana y representa la pieza clave de su actualización.

Dada esa enorme responsabilidad, es preciso obviamente, que mejoren la eficiencia en sentido general, eleven la calidad de la gestión, materialicen los planes y tengan una buena salud económica.

Un ejemplo positivo es que ha disminuido el número de entidades con pérdidas en sus balances financieros entre el pasado año y el actual, aunque aún queda una cantidad considerable con ese lastre.

Las transformaciones del modelo económico consideran que para alcanzar la eficiencia requerida en ellas ha sido preciso modernizar el sistema, renovar su funcionamiento y descentralizar y otorgar nuevas facultades a sus direcciones administrativas. Cada entidad tiene definido el objeto social que le corresponde y debe ejecutar con la máxima prioridad, pero también es de su potestad realizar otras actividades que redunden en bien de la sociedad y en sus utilidades financieras.

En ese sentido se han dado pasos, y a pesar de que los resultados positivos no se logran con la celeridad necesaria por razones diversas, sí hay avances evidentes que deben consolidarse cuanto antes.

En la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, aprobada en el VI Congreso del Partido (abril del 2011), hay 12 lineamientos relacionados con la esfera empresarial, lo cual evidencia con claridad su notable importancia y significación.

Grisell Tristá Arbesú, jefa del Grupo de Perfeccionamiento de Entidades de la Comisión de Implementación y de Desarrollo, expresó recientemente en una emisión de la Mesa Redonda Informativa, de la Televisión Cubana, que gracias a la adopción de esas medidas hoy se puede hablar de un incremento del salario medio, por lo que se avizoran nuevos desafíos.

“Se deben consolidar las facultades que tenemos. Quizás el reto más grande del sector empresarial es prepararse, sobre todo los directivos, en el uso de esas facultades otorgadas. Estamos en mejores condiciones que hace un año y medio”.

En la sesión del pasado mes de diciembre de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) quedó claro, entre otros aspectos, que no resulta correcto concebir y mucho menos afirmar que en Cuba está ocurriendo actualmente una transformación de la propiedad estatal en privada. La actualización del modelo económico presupone, ante todo, la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción, o sea, no se está produciendo un cambio al respecto.

Y es básico tener ese concepto claro, sin que ello signifique en modo alguno dejar de considerar la importancia que tiene el sector no estatal, necesitado cada vez de mayor aceptación y apoyo, como está subrayado en el objetivo número 10, aprobado en el XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (febrero del 2014): “ Trabajar en la organización y atención de los trabajadores que desempeñan diversas modalidades de gestión económica no estatal, desarrollando una labor sindical, política e ideológica creativa, diferenciada, personalizada y continua, con la utilización de métodos y vías de comunicación más diversas y eficaces”.

Pero en nuestra economía con carácter meramente socialista no pueden existir espejismo. La empresa estatal socialista es y será la base principal, el eslabón fundamental de la cadena.

 

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