Por Lázaro Barredo
LUSAKA.- Cuba tuvo una activa participación en las discusiones de la 134 Asamblea de la Unión Interparlamentaria (UIP) celebrada en Zambia que, tras cinco días, concluyó sus labores con un llamado a aprovechar la energía, la inteligencia y el entusiasmo de los jóvenes en los procesos sociopolíticos y rejuvenecer la democracia.
Durante el debate general, que congregó a delegaciones de cerca de 140 países, hubo una amplia discusión sobre la necesidad de dar la palabra a los jóvenes en los procesos democráticos, acercarlos a la política y resolver la gran contradicción de que solamente el 1,9 % de los parlamentarios en el mundo tienen menos de 30 años.
En el intercambio de opiniones, la diputada Yolanda Ferrer Gómez, presidenta de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional, expuso las concepciones de Cuba en el ejercicio democrático y las experiencias históricas del proceso revolucionario lidereado por los jóvenes que ha tratado de comprometer y empeñar a todas las generaciones de cubanos en la participación para que asuman conscientemente su rol en las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales.
Luego de reseñar los elementos principales que caracterizan al sistema político cubano, desde la inscripción electoral automática cuando la persona arriba a los 16 años y el derecho a elegir y ser elegido desde esa misma edad, salvo para la elección de diputados que se requiere como mínimo 18 años, la jefa de la delegación cubana destacó que en las últimas elecciones generales en Cuba en el 2013 resultaron elegidos 52 jóvenes menores de 35 años como parlamentarios (8,5 %) en una Asamblea Nacional que se renovó un 67 % y el promedio de edad general de los diputados es de 48 años.
“La participación es un derecho y un deber que todos los jóvenes cubanos tienen refrendado en nuestra Constitución de la República”, subrayó y añadió que en el país “tenemos la voluntad política de implicar cada día más a la juventud, por lo que representa la inyección permanente de esa savia nueva en los cargos políticos y públicos”.
Otra discusión importante en la 134 Asamblea de la UIP fue un punto de urgencia presentado por Francia y Uruguay sobre la carestía de identidad de unos 230 millones de niños que no tienen estatuto civil y constituye uno de los desafíos más grandes de la crisis humanitaria del siglo XXI, lo que representa que uno de cada siete infantes no dispone de un certificado que atestigüe su identificación.
La delegación cubana participó, asimismo, en varias comisiones parlamentarias para discutir sobre distintos temas, entre ellos el terrorismo y la necesidad de reforzar la cooperación mundial contra la amenaza a la democracia y los derechos humanos, cuyas discusiones transcurrieron bajo el sombrío panorama del brutal ataque terrorista en Bruselas.
Más de 90 cláusulas originaron un fuerte intercambio por opiniones y enfoques divergentes, sobre todo entre varias naciones europeas y países del llamado tercer mundo, principalmente por las medidas de prevención y el respeto a las minorías étnicas y religiosas.
Tras las argumentaciones del diputado Lázaro Barredo, y el respaldo ofrecido por otros parlamentarios con sus razonamientos, se aprobó incorporar al texto resolutivo la propuesta cubana de condena al terrorismo de Estado al urgir a los parlamentos a adoptar las medidas que impidan que se realicen, planifiquen o financien actos de terrorismo de ningún tipo, sean cuales fueran sus motivaciones, contra ningún Estado.
Otro destacado asunto se trató en la comisión de Desarrollo Sostenible, Financiamiento y Comercio con el tema Asegurar una protección duradera contra la destrucción y el deterioro del patrimonio cultural material e inmaterial de la humanidad.
La delegación cubana consideró el documento muy completo, por abordar de manera directa los desafíos en la preservación del patrimonio mundial.
Al intervenir en los debates, el diputado Luis Morlote destacó cómo la conservación del Patrimonio cultural en Cuba está refrendada por las leyes fundamentales de la República y constituye una obligación del Estado cubano, que ha suscrito los instrumentos promovidos por la Unesco.
“Defender la cultura es tan importante como defender los medios más elementales de subsistencia y desarrollo”, expresó ante los parlamentarios y subrayó que “en Cuba estamos convencidos de que las comunidades deben ser protagonistas de todos los empeños por preservar el patrimonio material e inmaterial”.
Otra comisión donde Cuba tuvo reconocimiento fue la de Asuntos de las Naciones Unidas, en la que presentó sus opiniones sobre la necesidad de hacer profundas reformas en la ONU para preservar la autoridad de la Asamblea General, corregir los excesos del Consejo de Seguridad y demandar transparencia en la elección próxima del secretario general para que sea un ente más independiente, aunque con subordinación a la Asamblea General.