A propósito del Día de la Prensa Cubana, vale reflexionar en torno al actual desempeño de un destacado colega que, tras llegarle la hora de la jubilación como directivo de este sector, decidió dar riendas sueltas a una noble vocación que en breves años le ha asegurado ascendente éxito. Me refiero a Jesús Álvarez Ferrer, Jealfe (La Habana, 1950), quien amén de dejar su impronta en el dibujo y la pintura con mesurado uso de los pigmentos, nos sorprende ahora con un arte más atrevido, en el que el recurrente tema de la mujer en su producción iconográfica precedente parece forcejear una vez más entre las figuras y los fondos, para trascender como cuadros de significación, de simbologías…
Concebida con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en su actual muestra exhibida en el Conservatorio de Música Guillermo Tomás, de Guanabacoa, bajo el título de Simplemente mujer, el espectador se enfrenta a trabajos básicamente minimalistas, en los que de las líneas, las figuras, los trazos, y de los entretejidos de las formas, surgen emblemáticas narraciones que recrean el místico, encantador y lírico universo de las féminas.
Jealfe recurre, una y otra vez, a la mácula trascendental y referencial, concebida a través de aproximaciones y superposiciones que evocan paisajes interiores conformados mediante la suma de disímiles huellas dejadas por la mujer a través de su paso por la sociedad y la historia e, incluso, por la propia vida de este artífice. Son narraciones pictóricas que, por otra parte, igualmente se conectan con los diferentes estados de ánimo con que el espectador se enfrenta a ellas. De ahí su diversidad de lecturas.
En sus obras se evidencia un frágil expresionismo figurativo en el que mucho tiene que ver el uso de la monocromía (negro sobre blanco o viceversa), así como las técnicas de pintura —trazos limpios y precisos—. Sus cuadros poseen naturaleza única, fuerza creadora resultante de los ensayos realizados por el artista sobre los lenguajes de las formas y las figuras, en tanto constituyen delicado acercamiento a las féminas y a su paradójico universo de fragilidad y bravura.
De formación básicamente autodidacta, la mayor virtud de la creación plástica de corte naif de Jealfe es la de ser fiel a sí mismo, sin reflejar influencias, al menos de manera consciente, de alguna corriente o tendencia artística.