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Confío en el pueblo cubano

Natasha en el encuentro de Abogados Laboralistas donde expuso su experiencia en un bufete legal que defiende los derechos civiles de la comunidad latina en los Estados Unidos para enfrentar la discriminación por género, color de la piel, origen o etnia que sufren los trabajadores inmigrantes en ese país. Este evento, de carácter internacional, es organizado anualmente por la Unión Nacional de Juristas y la NLG. Este año ambas instituciones firmaron un convenio para formalizar sus relaciones de trabajo. Foto: NLG
Natasha en el encuentro de Abogados Laboralistas donde expuso su experiencia en un bufete legal que defiende los derechos civiles de la comunidad latina en los Estados Unidos para enfrentar la discriminación por género, color de la piel, origen o etnia que sufren los trabajadores inmigrantes en ese país. Este evento, de carácter internacional, es organizado anualmente por la Unión Nacional de Juristas y la NLG. Este año ambas instituciones firmaron un convenio para formalizar sus relaciones de trabajo. Foto: NLG

Por  Yimel Díaz Malmierca y Francisco Rodríguez Cruz

Para una persona desprevenida, Natasha Lycia Ora Bannan podría parecer demasiado joven o muy latina para encabezar un octogenario colegio de abogados en los Estados Unidos, pero la presidenta de la National Lawyers Guild (NLG) habla de justicia, ciudadanía y derechos humanos con una propiedad que convence.

Delegada al X Encuentro Internacional de Abogados Laboralistas del Movimiento Sindical que sesionó en La Habana en fecha reciente, la jurista considera un privilegio su elección en octubre pasado al frente de una asociación tan prestigiosa y solidaria con Cuba, cuyo proyecto socialista —dice— “es responsabilidad de todos defender, porque es un tesoro en un mundo que valora sobre todo el capital y menosprecia a las personas”.

“Desde la década del 60 hubo miembros de NLG que representaron al gobierno cubano en los Estados Unidos. Luego hemos tenido colegas que participaron en la representación legal del caso de los Cinco, en la batalla por el regreso de Elián y en la abogacía por quitar el bloqueo”, explica Natasha, quien nació en Florida, creció en Atlanta y desde hace un tiempo vive y trabaja en Nueva York.

“Soy una mezcla de todo, tengo sangre puertorriqueña, colombiana e italiana… y ya casi me he hecho cubana”, sonríe, al apuntar que ha visitado la isla más de cinco veces en los últimos diez años.

La visita de Obama y el bloqueo

“La próxima visita de Barack Obama a Cuba es un paso importante para ir hacia la normalización de las relaciones —valoró—, pero no serán normales hasta que levanten el bloqueo, devuelvan las tierras de Guantánamo, y cambie la política migratoria…

“No obstante, su viaje deja ver el compromiso que ha demostrado con la idea de que la política aplicada a Cuba ha sido un fracaso total, que no ha ayudado en nada, aunque sea la misma que ahora intentan contra Venezuela.

“El presidente ha reconocido que su propósito es que Cuba regrese al capitalismo. Estamos conscientes de eso, pero ustedes sabrán cómo manejar la situación. Yo confío en el pueblo cubano.

“Muchos estamos en contra de algunas decisiones que este Presidente ha tomado, como las deportaciones de emigrantes, por ejemplo. Pero con el mismo poder, ejercido de manera distinta, ha dejado claro que hará todo lo que crea que está a su alcance para cambiar ciertas cosas.

“Su presencia en Cuba tendrá, sobre todo, un valor simbólico. No necesariamente cambiará leyes, quizás varíe algunas regulaciones…. Será importante para el pueblo norteamericano y para el Congreso, y quien venga después heredará la responsabilidad de seguir con esos pasos hacia la normalización.

“Obama quiere provocar un cambio de pensamiento en su pueblo acerca de Cuba. Cuando se habla de la isla, generalmente son los cubanoamericanos quienes dominan el discurso, pero ahora el tema forma parte del debate público, y él lo quiere influenciar aclarando que está a favor del cambio.

“No obstante, la misma administración, desde el Departamento del Tesoro, sigue multando a  compañías extranjeras debido al bloqueo. Y con cuantías inmensas. Ese es un ejemplo de algo que podría hacer pues aunque la ley del bloqueo siga en vigor, su administración tiene el control de cómo se aplican esas sanciones, las cantidades, cuándo, a quién, cómo, con qué frecuencia… Todo eso lo decide su gobierno”.

La National Lawyers Guild se creó en 1937.

 

Como jurista, Natasha niega ciertos mitos acerca de que el Congreso de los Estados Unidos nunca revocó una ley. Para ella las legislaciones que sustentan el bloqueo pueden ser derogadas. “Definitivamente”, reitera enfática.

En relación con las tierras ocupadas por la base naval de Guantánamo, opina que tanto el cierre de la cárcel como la futura devolución de ese territorio a Cuba, dependerán de la presión política que se ejerza desde dentro del pueblo estadounidense y desde todo el mundo.

“Los Estados Unidos tienen más de 700 bases por todo el planeta, pero la de Guantánamo es diferente. Muchas personas en los Estados Unidos ni siquiera saben que está en una provincia de Cuba. Actualmente se le asocia a tortura y es importante mantener eso en la conciencia de la gente pues la propuesta de trasladar a los presos y desmantelar la prisión, no sirve. Hay que cerrarla y devolver los terrenos al pueblo cubano.

Espejismos en los Estados Unidos

Natasha conoce muy bien el sistema legal de su país. No cree en la imagen edulcorada de una sociedad donde la ley siempre triunfa. “Esa es la percepción que se quiere vender”, reacciona enseguida.

“Estados Unidos quiere ser la cara bonita de los derechos humanos en el mundo, pero los violenta a diario contra sus propios ciudadanos, residentes o personas que se encuentran en el país. Esa retórica, ese discursito de los derechos humanos, es un embuste total, es una manera de justificarse para intervenir en otras naciones.

Define las condiciones de la clase obrera en los Estados Unidos como “asquerosas, sobre todo para las personas de escasos recursos, principalmente afroamericanos, latinos, emigrantes, mujeres, quienes trabajan en sectores donde se les puede explotar fácilmente”.

“Existen leyes que protegen los derechos de los trabajadores, pero que las pongan en vigor es otra cosa. La realidad es que no hay un verdadero acceso a la justicia”.

Los inmigrantes integran una de las comunidades más vulnerables. Sus miembros viven en gran aislamiento, sobre todo cuando el estatus migratorio puede ser cuestionado: “Como están indocumentados, sienten que no tienen derecho a nada, incluso renuncian al de reclamar sus derechos”.

“Los derechos de los trabajadores son violentados todo el tiempo y no podemos atender todos los casos que nos llegan, pues nos falta capacidad, personal”, asegura Natasha.

El panorama descrito por la joven acerca de la sindicalización en Estados Unidos también es poco alentador pues aunque se le reconoce como un derecho refrendado por la Constitución, en la práctica se aplican formas para impedir o dificultar que los trabajadores conformen o integren un sindicato.

“Cuando empiezas a hablar de sindicalizar, el empleador suele reaccionar de dos maneras: Negativamente, al despedirte, amenazarte, hacerte la vida imposible cortándote horas o pagos. O te seducen con propuestas: ¢¿tú quieres mejores condiciones? Te las daremos¢, y te aumentan un poquitico el sueldo, y así no hace falta el sindicato.

Abuso policial: herencia de un estado racista  

Natasha participó directamente en el movimiento contra la violencia policíaca y la supremacía blanca llamado Black Lives Matter (Las vidas negras importan). Foto: www.nlg.org

Para la presidenta de la NLG una de las labores que ha distinguido el trabajo de la organización en la última década ha sido “la abogacía contra el abuso policiaco para tratar de frenar la violencia estatal que se manifiesta sobre todo contra las comunidades negras y latinas”

Sus abogados han representado a las víctimas y a sus familiares. También han participado como observadores legales en las manifestaciones de protesta con el propósito de que las fuerzas policíacas “sepan que tenemos en la mira sus interacciones con el pueblo, y que sabemos cómo se deben tratar ambos lados”.

La propia Natasha estuvo en las protestas masivas organizadas en Nueva York, y en otras ciudades de los Estados Unidos, por el asesinato, hace dos años, del joven negro Michael Brown a manos de un  oficial de la policía de Fergurson, en el estado de Missouri.

“Nos quedábamos toda la noche como observadores legales. Yo participé dos veces. Tomamos la calle. Fue la primera vez que integré algo así. Éramos miles de personas. Nos acostábamos en la calle para representar las personas asesinadas por la policía y paramos el tráfico en medio de Nueva York”.

Natasha insiste en que la violencia del Estado contra las comunidades minoritarias siempre ha existido, solo ha cambiado la forma en que se dan a conocer: “Antes muchas personas blancas no presenciaban los excesos, y asesinatos, pero hoy no tienen opción, porque ocurre, con mucha frecuencia frente a las cámaras de los teléfonos celulares, y luego la gente lo publica. Ya no lo pueden ignorar”.

“Históricamente los departamentos de la policía del país han sido dominados por blancos, sobre todo descendientes de irlandeses e italianos. Ellos vigilan a las comunidades minoritarias y eso crea una dinámica racial que permite, al que está en una posición de poder, abusar de él. Esto expresa un racismo sistematizado por el que aparece en todos los aspectos de la vida.

Lo casos de  los últimos años revelan un patrón, denuncia la existencia de un sistema racista que apoya y contribuye a que continúe el legado de la esclavitud, a que ciertas comunidades siempre sean más vigiladas que otras, predeterminadas a ser sospechosas, a ser criminales, y por eso merecen ser hostigadas, arrestadas, encarceladas. Ya por ser negro o latino, tú no vales”.

Cuba está de moda, pero…

Al preguntarle sobre las expectativas y los posibles riesgos de un eventual incremento de vínculos económicos con empresas estadounidenses, Natasha recuerda que en Cuba hay empresas de otras naciones asentadas desde hace mucho tiempo y que las estadounidenses estarán sujetas al mismo marco jurídico que al resto: “No habrá excepciones. Los intereses de Cuba se van a proteger. Eso lo tengo claro”, reconoció.

No obstante, admite que personas solidarias con la isla  han expresado sus preocupaciones “pues conocen las consecuencias del capitalismo y del no hacer las cosas bien. Pero creo que ustedes sí saben, por eso el proceso lo están tomando a su manera y a su tiempo”.

“Cuba está de moda en Estados Unidos. La gente habla de llegar a invertir, pero sobre todo, piensan ¿cuáles serán mis ganancias? ¿Cómo me puedo beneficiar?; mientras la perspectiva como país  se plantea  ¿cómo podemos financiar el proyecto socialista?¿qué será lo mejor para nuestros trabajadores? Cada quien está operando desde intereses distintos, aunque habrá acuerdos que convengan a ambas partes.

“Pero que les vean como el nuevo mercado al cual se le puede sacar provecho es preocupante. Esas empresas no vendrán para hacerles la vida más fácil a los cubanos, para financiarles el socialismo. No, tratarán de que poco a poco, gota a gota, se vaya trasformando el sistema socialista en capitalismo. Eso está claro.

Entonces, ¿cuál es el reto? decidir cómo redistribuir las ganancias para no perder la sociedad igualitaria que han construido a lo largo de estos años.

 

La National Lawyers Guild se creó en 1937. Fue “el primer colegio de abogados racialmente integrado en los Estados Unidos”, cuando el resto no admitía profesionales afroamericanos. En aquel momento el presidente Franklin D. Roosevelt tenía un plan para promover el bienestar y el desarrollo social, implementó el seguro social y otros beneficios. Fue entonces cuando surgió esta asociación, comprometida con la promoción, reconocimiento y aplicación de los derechos sociales y económicos en el país. La organización es nacional y agrupa a miles de asociados que son abogados, estudiantes de derecho, trabajadores legales, activistas, jueces, que priorizan la defensa de los derechos humanos frente a los derechos de propiedad. Sus miembros representan a diversos movimientos sociales, actúan como observadores legales, brindan consultorías y fungen como los abogados de tales movimientos en todos los campos.

 

 

 

 

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