La Secretaría de la Federación Sindical Mundial (FSM) para la región de América Latina y el Caribe, fiel a la tradición solidaria de las luchas sindicales, hizo públicas tres declaraciones en las que expresa su condena al asesinato de la líder indígena hondureña Berta Cáceres, al intento de criminalizar al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y a las sanciones impuestas por Estados Unidos a Venezuela.
A través de un comunicado enviado a Trabajadores, la FSM reconoció el crimen a Berta como una señal en contra de los que defienden los derechos de los pueblos indígenas, así como: “Una alerta contra todas y todos los luchadores y defensores de los derechos humanos, sindicales y sociales (…) La Secretaría América exige el cese de los asesinatos y la persecución a los líderes sociales, indígenas y campesinos”.
La oficina de la organización sindical también hizo público su apoyo al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, ante las acciones que pretenden asociarlo con elementos corruptos. El documento que condena la actitud de la derecha de Brasil asegura:
“Lo cierto es que las profundas reformas antineoliberales llevadas a cabo por los Gobiernos encabezados por Lula y Dilma en Brasil, enfrentan la amenaza de un golpe militar desde el parlamento y este intento por criminalizar su imagen forma parte de esa táctica”.
Con relación a Venezuela, la representación de la FSM para América Latina y el Caribe, en una declaración política se solidarizó con las manifestaciones de condena a la decisión del Gobierno de Estados Unidos de prorrogar por un año la vigencia de la Orden Ejecutiva 13692 contra la República Bolivariana de Venezuela.
“Nuestro apoyo solidario a las y los trabajadores agrupados en la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores, quienes en representación de todas y todos los trabajadores venezolanos defienden su revolución y se mantienen firmes en las calles y centros laborales profundizando el proceso de cambio con numerosos análisis y estimulando el debate público”, expresa el comunicado.
La Secretaría de la región exige respetar la proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz, firmada en La Habana durante la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).