Domingo como el de ayer, muy pocas veces en esta ciudad. Dos agrupaciones de primerísimo nivel, reconocidas a nivel mundial, ofrecieron sendos conciertos para un público emocionado hasta las más resonantes ovaciones.
Lo mejor de todo: era dos propuestas bien diferentes. La Tribuna Antimperialista acogió al grupo estadounidense Major Lazer, referente de la música electrónica en sus más novedosas tendencias.
A pocos kilómetros de allí, la sala Avellaneda del Teatro Nacional fue el escenario al cierre de esta edición de un concierto único de la Orquesta Sinfónica del Teatro Mariinsky, uno de los más renombrados conjuntos del mundo, dirigido por un titán de la música de concierto: Valery Abisálovich Gergiev.
Integrado por los Djs Diplo, de Estados Unidos, Walshy Fire, de origen jamaicano, y Jillionaire, de Trinidad y Tobago, Major Lazer centró una presentación en la que también participaron varios artistas cubanos de esta manifestación.
Diplo había comentado antes a Prensa Latina que durante sus días de estancia en Cuba había quedado impresionado por la cantidad de adeptos y por el conocimiento de la música electrónica que demostraban.
El entusiasmo de los asistentes al concierto fue muestra fehaciente. No menos calurosa fue la acogida a la orquesta rusa, que incluyó a Cuba en su gira latinoamericano.
En el programa, tres grandes de la música rusa: Serguei Prokofiev (Sinfonía no. 1), Dmitri Shostakovich (Concierto no. 1 para piano y orquesta) y, no faltara más, Piotr Ilich Chaikovski (Serenata para cuerdas).
Lo dicho: una jornada musical de altísimos quilates. La Habana fue ayer una de las grandes ciudades musicales de América.