Sobre esta interrogante general bien podría sustentarse el planteamiento de Rolando Sosa Ybarra, preocupado por el estatus que presenta hoy la guardia obrera donde labora, la Universidad de Ciego de Ávila.
Según comenta, al llegar a dicha institución le mantuvieron el pago adicional que recibía en su centro anterior, la facultad regional de la Universidad de Ciencias Informáticas. Dicha retribución influye en la jubilación, o sea, no es considerada estimulación; sin embargo, ahora una de las pautas que lo invalida es ausentarse a la guardia obrera.
Si a esta se le reconoció su carácter voluntario y consensuado entre los documentos aprobados en el XX Congreso de la CTC, ¿por qué tal condicionamiento?, inquiere este profesor del Departamento de Matemática Aplicada.
¿Cuántos de estos casos pueden estarse repitiendo? Una vez más, la respuesta podría hallarse, o no, en lo que los trabajadores de la universidad avileña hayan suscrito en su convenio colectivo.
En buena lid si el pago mencionado corresponde al salario ordinario, no debería ser afectado en tanto el profesor Sosa cumpla cabalmente con sus obligaciones laborales.
No intentamos caer en especulaciones, solo reflexionar acerca de prácticas que puedan fomentar la apatía y el rechazo. Más que ello, lo necesario sería implicar —desde el convencimiento— a todos los trabajadores y evitar que una responsabilidad y deber comunes sean vistos con el prisma de la imposición.