“La experiencia acumulada en las unidades de peluquería y barbería con el sistema de gestión de arrendamiento de locales para el trabajo por cuenta propia y la reciente aprobación para su extensión en otras actividades de servicios, aconsejan su aplicación gradual en instalaciones de los servicios gastronómicos.”
El texto citado es el primer POR CUANTO de la Resolución 241 de 2012, del Ministerio de Comercio Interior, que norma la nueva forma de gestionar esos sensibles servicios de consumo popular en Cuba.
Después de casi tres años de instalada esta práctica, refrendada también en los Lineamientos de la Política Económica y Social de la Revolución, aprobados en el VI Congreso del Partido, Trabajadores se acerca a su implementación en la provincia de Las Tunas, donde 57 pequeñas unidades del asumen por cuenta propia estas prestaciones.
Como quiera que ya es inminente la celebración del VII Congreso del Partido, abril de este año, es válido recordar que el número 304 de los lineamientos mencionados declara: “Reestructurar el comercio mayorista y minorista, en función de las condiciones en que operará la economía con la diversificación de formas de gestión de la propiedad social y los participantes en los procesos productivos y de prestación de servicios.”
En tanto, el 308 proclama: “Introducir formas no estatales de gestión en el comercio, en lo fundamental en los servicios gastronómicos, personales y técnicos de uso doméstico.”
De su implementación…
En Las Tunas, el año 2015 cerró sus cortinas imaginarias con 57 unidades gastronómicas acogidas a esta modalidad, en las cuales se desempeñan 118 trabajadores. En las zonas rurales apartadas no tuvo aceptación y directivos de Comercio aseguran que las bodegas agregan esas funciones.
En los pronósticos de inserción inicial no entraron las unidades incluidas en el Sistema de Atención a la Familia (SAF), ni las vinculadas con servicios funerarios, hospitalarios y centros universitarios, las cuales están previstas en una nueva etapa, sin descuidar las regulaciones pertinentes.
Aunque la cifra se queda por debajo de la planificada en 41 centros, Juan Carlos Mora Durañona, director de Gastronomía en el grupo Empresarial de Comercio en Las Tunas, reconoce el impacto de esta modalidad en el desempeño general del sistema y las ventajas que genera.
“A los arrendados, dice, solamente se les garantiza por parte de las empresas correspondientes cigarro, ron y tabaco, que deben vender a los mismos precios que la parte estatal, pues se les suministra con un margen comercial y exentos de impuestos para proporcionarles ganancias.”
El resto de los alimentos y productos son autogestionados por los arrendatarios y su expendio está sustentado en el principio, muchas veces oneroso, de la oferta y la demanda.
La experiencia valida su instrumentación, pues según las palabras de Juan Carlos, “la Empresa se va liberando del peso que significan los mantenimientos, las reparaciones y otras acciones que se le resultaba difícil sostener, tanto en la logística de abastecimiento como en las atenciones tecnológicas”.
“Ahora, enfatiza, esos recursos y medios son empleados en el mejoramiento de las condiciones de restaurantes y de cafeterías que no entraron en la propuestas, porque están dedicadas a prestaciones muy específicas que el Estado protege.”
Sin embargo, en la dirección administrativa del sector hay conciencia del sustento de insatisfacciones y reclamos, asociados a la falta de un mercado mayorista que provea a los acogidos de un nivel apropiado de recursos y la inestabilidad de las entregas pactadas con las empresas de gastronomía.
En las cafeterías…
En estas instalaciones, en la ciudad de Las Tunas, se perciben mejoras sustanciales en su ambientación y en las estructuras físicas de los inmuebles, realizadas con esfuerzos y recursos propios, y mucho entusiasmo, a juzgar por las opiniones de sus hacedores y de los clientes. Todo a pesar de ciertas irregularidades que inciden en el mejor desempeño.
Arletis Figueredo Rodríguez, representante del colectivo de la cafetería Popular Libertad Uno, el establecimiento se multiplicó por dos, ha roto las rutinas: “Aquí yo hago todo lo que haga falta”, dice sonriente, y de dependienta –era su antigua profesión- por mandato colectivo lleva la contabilidad, gestiona la compra de productos, vende si hace falta, procura pintura, mantenimientos…
Y como resultado, restauraron instalaciones eléctricas, sanitarias e hidráulicas, pintaron, diseñaron mensajes publicitarios en las paredes, “hasta hicimos un baño y una cisterna, porque antes no disponíamos de esas facilidades ni para los trabajadores”, sentencia.
Acciones de acondicionamiento también realizaron en la “Popular Libertad Dos”, que ahora atiende solícito Ernet Leyva Solís, antiguo trabajador de la Cafetería Popular Libertad; y en “El Diamante”, bajo las riendas de Juan Cristóbal Nápoles Ruz, que acogió en la nueva plantilla a los custodios, quienes autogestionan el salario alternando, en el mismo horario, las funciones de vigilantes y vendedores.
“No quise prescindir de ellos. Le propuse la alternativa, aceptaron y extendimos las ventas hasta las 12 de la noche”, dice Juan Cristóbal, y los vecinos de la comunidad –sus principales clientes- agradecen la iniciativa.
Inconformidades y satisfacciones…
Los representantes entrevistados coinciden en la exposición de los males que experimentan y los identifican en la necesidad de acudir a mercados minoristas a buscar productos, los cuales limitan las adquisiciones; la negativa de directivos de esos centros, principalmente La Reguladora y El Serrucho a expedir comprobantes de venta, que luego solicitan los inspectores y su carencia implica multas de unos cuantos pesos.
Otros problemas que provocan inconformidad están relacionados con la imposibilidad de establecer contratos con empresas abastecedoras, dígase Mayorista de Comercio, Cárnica, Porcina, Avícola… que para aceptar solicitan cartas de las empresas de Gastronomía correspondientes, las cuales no emiten ese documento, “porque, alegan, les afectaría las cifras asignadas por Planificación”.
También fustigan las regulaciones administrativas que los obligan a comprar los productos autorizados por Gastronomía solo dos veces a la semana y con cantidades de dinero aprobadas que no les permiten adquirir lo que necesitan para atender las demandas de los consumidores en cigarro, ron y tabaco.
No obstante, tienen satisfacciones que tampoco ocultan, y las relacionan con la independencia de sus gestiones en muchos órdenes, el salario aumentado en correspondencia con los resultados y con lo que devengaban antes del cambio; y el mejoramiento de las condiciones del entorno laboral.
La cocinera Marisol Figueredo Rodríguez llegó a la “Popular Libertad Uno”, desde una cafetería ubicada en las afueras de la ciudad de Las Tunas y ella lo resume así: “Aquí encontré mejores condiciones de trabajo. Ya no cocino con leña y gano 700 pesos o más. Allá el salario era de 250. También me acerqué a la casa”, dice satisfecha.
De proyectos emprendedores se habla…
Los cubanos son, por naturaleza emprendedores, empero esos ímpetus tienen, en ocasiones reiteradas, al burocratismo como obstáculo insalvable. Lo he pensado siempre y lo corroboré en mis andanzas por estas unidades.
“Aunque trabajo mucho experimento una gran mejoría, porque me quité de encima una serie de rutinas que deterioran la economía y el estado de ánimo de la gente”, sostiene Ernet.
Y con argumentos sustentados en la experiencia de muchísimos años de trabajo en el giro enfatiza: “Esta forma de gestión le da a uno la posibilidad de ser creativo, buscar alternativas, hacer estudio de mercado sin tantas trabas, ni papeleo. Cuando necesito pintar, pinto sin la necesidad de trámites para su aprobación”.
Tanto Arletis como Juan Cristóbal fundan, cada uno a sus antojos, proyectos que enriquecerán las ofertas y el bienestar de la clientela. Ambos sueñan ya con seguir creciendo y miran cada espacio con ideas renovadoras, y hablan de restaurantes, terrazas, bares… todo con la anuencia del colectivo, que es el dueño.
Mientras, María Nela Pupo Guerra, después de más de 17 años de trabajo en la cafetería El Diamante, resume la transformación: “Antes estábamos dormidos en un rincón, esperando freír una croqueta a ver quién la compraba. Ahora todo es distinto y del salario ni hablar, la mejoría es grande.”
¿Qué piensan los clientes?
En sentido general, la mayoría de los clientes asiduos encuestados ven con buenos ojos los cambios experimentados en las ofertas, y hasta en el trato y las atenciones, pero miran con cierto recelo cómo algunos productos en venta suben los precios en comparación con el que tienen en los establecimientos estatales, de donde salen hacia esas cafeterías.
Son muestras de esa incongruencias refrescos, cervezas, cigarros y otras mercancías, que se acercan al consumidor, es cierto, pero gravados por un valor que los aleja del poder adquisitivo real de mucha gente.
Tomás Téllez lo define: “Estas unidades tienen una sola dificultad: los precios, porque el Estado no les suministra de forma mayorista; pero, se nota el interés por atender bien al público y se ven muy arregladitas, a diferencia de algunas unidades estatales que no logran esa armonía”.
Epílogo
A esta innovadora forma de gestionar los servicios, en nuestro entorno empresarial, le hace falta corregir esos imponderables para que se conviertan en verdaderas aliadas de los clientes y de la economía del país, cuyas transformaciones del modelo económico andan, en ocasiones, dispersas, fuera de una objetividad marcada por la inexistencia de mercados mayoristas que encaren la gestión no estatal y las carencias de producciones propias que respalden los cambios.