Más que de salario, descanso y otras cuestiones también necesarias para la vida, Raudel Luna Morffi habla del amor al trabajo, a la familia y a la Patria.
Mientras manipula una sugestionada válvula, este plomero instalador “A” confiesa que se levanta a las 3:30 de la madrugada para estar puntual a pie de obra en el polo turístico Jardines del Rey, de la central provincia cubana de Ciego de Ávila.
“Nunca llego tarde, ni falto al trabajo, pues tengo mucho que hacer en esta cayería norte”, comenta y menciona un grupo de instalaciones materializadas con sus hábiles manos: los hoteles Meliá Jardines del Rey, Memories Flamenco, Pullman. Ahora contribuye en Paredón Grande, donde un proyecto inversionista comienza a ramificar el desarrollo de los cayos Coco y Guillermo.
El gripo sigue congestionado, pero el obrero persevera y triunfa. “Mire, ya está solucionado el problema del salidero, así ahorramos agua y eliminamos un riesgo porque en este piso resbaladizo puede accidentarse uno de mis compañeros…”, enfatiza Luna y nuestro diálogo continúa con más fluidez, en la unidad constructora de obras para el turismo, conocida por la UCM, en el territorio avileño.
“Nunca lograría pagarle a mi Patria todo lo que ha hecho por mi familia. Primero, mi hijo Reinier nació grave, lo salvaron, estudió y se graduó, tiene vocación por la medicina veterinaria, quiere ir a la universidad.
“Mi esposa se enfermó de cáncer, tiene un tratamiento por cinco años con sueros, vacunas y otros medicamentos muy costosos. Yo tuve la oportunidad de hacerme licenciado en Espeleología y ser evaluado por una eminencia que fue Antonio Núñez Jiménez.
“Son algunas muestras de lo que se ha invertido en nosotros y no hemos tenido que pagar un centavo. Por eso, no me detendría a meditar cuánto debo aportarle a mi bondadosa Patria, a pesar de que alguien piense que, con la falta que hace el dinero, yo lo estoy regalando”.
Además de cumplir su compromiso de un día de haber para contribuir con el financiamiento para las tareas de las Milicias de Tropas Territoriales, Luna Morffi hace cinco años realiza un aporte especial por valor de mil pesos, acto que lo distingue entre los afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores Civiles de la Defensa.
Quien cumplió misión internacionalista en Angola en el período 1987-1989, afirma poseer “un inmenso sentido de gratitud porque, además de tener un empleo estable, gozo de buena salud, no tomo café ni fumo.
“Cuando llego a mi casa pasadas las 5:00 de la tarde, converso con mi mamá, con mi esposa, con mi hijo acerca de cómo avanza cada día la construcción aquí en los cayos, desde que yo comencé haciendo roscas en bronce, hasta los días de hoy que las tuberías son trabajadas con termofusión, un método de soldadura simple y rápido, para unir tubos de polietileno y sus accesorios.
“También busco los programas informativos y educativos de la televisión, y de vez en vez, juego un partido de dominó, soy tan malo que me paso con ficha, pero disfruto junto a familiares y vecinos en mi barrio, cerca del combinado lácteo en Morón, así renuevo energías para las siguientes faenas”.