Por Olivia Rodríguez Medel y Andrés Luis Herrero Pérez, estudiantes de Periodismo
Solo inventar, quedarse a medias o echar pie en tierra hasta ofrecer un buen servicio. En esas disquisiciones pensamos que se debate el anirista Alfredo Manuel Lorenzo Mejides, técnico en equipos electrodomésticos del municipio tunero de Jesús Menéndez.
Al dirigirse a esta sección menciona algunos problemas de calidad de piezas y elementos que son importados o producidos en el país, así como en el suministro de surtidos para el Programa de Ahorro Energético (PAE), al cual está incorporado desde el principio aportando su experiencia, que supera los 30 años en la especialidad.
En una evidente defensa a la protección del consumidor y la economía afirma que llega a ser desesperante para clientes y operadores, lo que ocurre con las juntas de las ollas multipropósito conocidas como Reinas.
Expresa en su carta que encargado de importarlas está el Grupo Empresarial División de Equipos y Piezas (Divep), pero razona que si se hiciera un muestreo probándolas, habrían detectado que las últimas distribuidas distan de ser confiables.
Se refiere a unas de color azul compradas “a la empresa española Coeca”, y abunda que las destinadas a las ollas del modelo FOK-40-80C, de 30 minutos, son comercializadas bajo el supuesto de que deben durar dos años, aunque lo cierto es que ni siquiera sirven para alcanzar 60 segundos de presión en el equipo.
Persigue dejar bien sentada su posición de revolucionario al enumerar las organizaciones políticas y de masas a las que pertenece y asevera que conoce la situación económica del país y las dificultades para adquirir recursos, por lo cual analiza que compras como la mencionada, lejos de constituir un ahorro por lo tentador de los precios, devienen lo contrario, porque el producto no cumple su cometido y provoca, además, disgusto y erogación de dinero al cliente.
Asimismo alude a otro renglón de producción nacional, “como los recipientes marca Novalum para las arroceras modelo CFXB, de los que se han fabricado miles y cada uno cuesta sin la mano de obra 66.00 CUP y no les sirven a dichas ollas. ¿Qué falló?, ¿quién vela por la calidad de estas producciones?”, subraya.
Igualmente se queja de que al importar los juegos de cables de interconexión para las cocinas chinas de resistencia no son adquiridos los terminales y por eso “hay que pelar más de lo normal y por consiguiente le dura menos la reparación al usuario”, especifica.
Más allá de los problemas enumerados a Lorenzo Mejides le asombra la falta de tornillos destinados al arreglo de los equipos de cocción. Si un cliente trae la olla para cambiarle la cubierta interior nunca aparecerán esos aditamentos… el M-4, el M-5, significa quejoso.
Reconoce sentirse abrumado por esa situación expuesta a los funcionarios pertinentes y que afecta a la población y los técnicos. Ojalá que pronto tengamos respuesta a las interrogantes que al publicarlas dejaron de ser patrimonio de Lorenzo Mejides. Se han destinado presupuestos millonarios para el mantenimiento y reparación de los equipos contemplados en el PAE y cualquier error puede estar costándonos bien caro