Cuando finalmente el Papa Francisco y el Kirill estuvieron frente a frente no enlazaron sus cuerpos, más bien aferraron firmemente los brazos de uno en los del otro y sobrevino entones un abrazo de ojos, un mirarse profundo, con simpatía, como hermanos que finalmente reconocen un error y han decidido repararlo.
Así fue el esperado e histórico encuentro entre el Obispo de Roma y el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Moscú y de Toda Rusia.
Somos hermanos, se escuchó decir a Francisco entre los flashes de los fotógrafos que inundaban la escena, y también agradeció la comprensión del Kirill al aceptar cambiar, en ocasiones anteriores, la fecha y el lugar de esta primera cita.
Luego sobrevino el silencio, y la entrevista continuó a puertas cerradas en el Salón de Protocolo del aeropuerto José Martí, tal como habían anunciado los organizadores.
No obstante con esas primeras imágenes bastó, han salido a recorrer el mundo, ya todos pueden verlas, pero para los cubanos, que no somos ni mayoritariamente católicos, ni ortodoxos, tienen un matiz especial, como de privilegio.
Sabido es que entre los habitantes de esta isla predomina una religiosidad diversa y múltiple, donde se aplica muy bien aquello de “acordarse de Santa Bárbara cuando llueve” o “a Dios rogando y con el mazo dando”.
Quizás por esa razón, y por la auténtica vocación de paz de un pueblo que ha vivido su último medio siglo en un entorno hostil, acoger un encuentro de este tipo representa una motivación y un honor
https://youtu.be/y50lnm1SU_M
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