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Una mirada a las féminas durante la clandestinidad

Clandestinas

Claudia Zurita Delgado

“El ejercicio de volver la vista atrás es melancólico, triste, duro. Por eso quiero agradecer en nombre de todas el trato especial y sensible de todo el equipo de producción a la hora de acercarse a aquellas historias y develar los dolores profundos”, dijo Pilar Saa, una de las 10 protagonistas del documental Mujeres de la clandestinidad, de la realizadora Consuelo Elba Álvarez que fue estrenado recientemente.

El filme, producido por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), narra las epopeyas y recuerdos de varias combatientes clandestinas que vuelven al lugar de los hechos, en representación de los cientos de mujeres de todos los credos, razas y orígenes sociales que lucharon en las ciudades cubanas para hacer posible el sueño de la independencia nacional.

Historias personales que cuentan como María Antonia Figueroa recibió a Frank País en el hospital cuando estuvo detenida; o como Nélida  Álvarez tomaba café y charlaba cada tarde con Fidel Castro Ruz. Mientras que la religión afrocubana salvó de la muerte a Natalia Bolívar, convierten a este material en pieza clave para el conocimiento de nuestra historia.

“En la etapa más reciente, Consuelo, que dice preferir la ficción como medio de expresión, se ha dedicado en cuerpo y alma a la realización de documentales y específicamente a aquellos que develan el protagonismo de la mujer cubana en la última fase de nuestras luchas de liberación”, afirmó Susana Molina,  la vicepresidenta del Icaic durante la presentación.

El audiovisual que tiene una duración de 50 minutos es la continuidad de su trabajo anterior Mujeres de la guerrilla, en el cual igualmente trazan el hilo conductor 10  excombatientes guerrilleras. La realizadora a través de su relato describe la procedencia humilde de estas,  los hechos que influyeron en su incorporación a la lucha activa y su posterior reingreso a la sociedad.

La dir­ección de fotografía está a cargo de Ernesto Granado y Rafael Solís; la edición de Beatriz Can­delaria, música de Rubén Moro  y  el guion de Alexandra Po­sada, y de la propia Con­sue­lo Elba, quien desde los 13 años participó directamente en la lucha clandestina e integró  en 1958  la Columna No. 1 José Martí, dirigida por el líder histórico Fidel Castro Ruz.

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