Llama Mujica a construir una cultura contestataria, libertaria y diferente

Llama Mujica a construir una cultura contestataria, libertaria y diferente

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Foto: José Raúl Concepción/Cubadebate.
Foto: José Raúl Concepción/Cubadebate.

 

No malgasten el último tesoro que tienen, dijo el senador y expresidente de Uruguay José Mujica a los reunidos este martes en la Sala Che Guevara de la Casa de las Américas, el templo de la cultura, como le llamó.

El político y revolucionario convocaba así a disfrutar del “milagro de estar vivo”. Con el verbo pausado y sincero de sus ocho décadas, hilvanó un improvisado discurso de ideas coherentes, cargadas de humanismo y compromiso con los humildes.

El líder rindió honores a José Martí, “el Apóstol le llaman acá y no les falta razón”, y recordó a otros libertadores que como él, soñaron con una América Latina integrada.

También elogió el ideal socialista: “El ser humano, como bicho, es un bicho socialista” porque depende de su convivencia con otros congéneres del grupo, aseguró. Para el hombre, “después de la pena de muerte, la peor de todas las sanciones, es la expulsión del grupo, la exclusión, la soledad”, dijo quien sufrió cárcel y más de una década de aislamiento en una prisión de alta seguridad de Uruguay en castigo a sus ideas revolucionarias.

Mujica denunció el mundo “totalmente desequilibrado” en que vivimos, “parece de locos”, con una civilización que nos domina y “acumula disparates” entre los que mencionó los perjuicios ocasionados al medioambiente, el crecimiento desmesurado de las ciudades: “Los mayas tenían mejor control territorial, recordó, mientras nosotros hemos inventado las selvas de cemento donde se amontona la gente”.

El mundo necesita acuerdos globales como el pan, urgió, nuestro desafío es mantener la vida en la Tierra, y señaló que una de las funciones de la televisión y de la industria del entretenimiento es “embobecer a la civilización mediática”.

“En esta lucha, acotó, más importante que los ejércitos y el poder militar, es la cultura que nos controla y que aboga por la acumulación capitalista. Eso, a pesar de que las  cosas más sagradas, que las decisiones más importantes que tomamos los seres humanos, nada tienen que ver con la economía y sí con los sentidos”.

“Nuestro deber es construir una cultura contestataria, libertaria y diferente”, apremió.

Durante su intervención de aproximadamente una hora, Mujica se describió a sí mismo “como un paisano que un día soñó con cambiar al mundo”, mientras que en otro momento reconoció que, a la altura de sus 81 años, podía decir lo que pensaba con absoluta libertad.

“Una vez creímos que construir el socialismo equivalía a competir en toneladas de acero con Occidente, pero la “cosa” no estaba ahí, la “cosa” iba por otra parte, reflexionó. De esta forma el el uruguayo llamó la atención acerca de que en la praxis socialista “quedó en el tintero el formidable papel de la cultura”, y alertó acerca de que esta puede ser “retardataria”: “No me refiero a la cultura que ilumina al arte, sino a esa que tiene aroma de cocina, a la que guía nuestras decisiones casi instintivamente”, esa “que heredamos de generaciones anteriores, sin la cual seríamos unos monos miserables”.

Mujica calificó a la Casa de las Américas como un templo de la cultura y del esfuerzo comprometido con América Latina. Recordó que luego de 200 años de historia regional “hemos logrado fundar algunos países, pero la nación aun espera agazapada en algún rincón. Esa es la libertad que no falta en tiempos donde el mundo se aglutina en gigantescas unidades, donde no hay piedad para los débiles, y no queda otro remedio que unirse para ser fuertes”.

La que estamos viviendo no es nuestra segunda independencia, repasó, y si lo es, necesitaríamos una tercera donde se funde esa cultura que nos hará verdaderamente libres, que no esté embebida de ese capitalismo que traemos en la mochila consciente o inconscientemente.

La integración regional es una de las deudas que tenemos con José Martí, señaló, y si antes se asumía como una forma para enfrentar a los imperios; hoy es “la respuesta al espanto” en un mundo ingobernable cuya única dirección es el consumo.

Martí es el baúl donde buscamos herramientas intelectuales, reconoció. Los que nos llamamos de izquierda necesitamos acudir a ese “hombre singular” que decidió jugarse su suerte con los pobres, que “se enamoraba como pata de catre” y que amaba la vida pues estaba “enfermo de Humanismo”.

Para Mujica, este poeta y revolucionario cubano fue un “intelectual vigoroso”, que entendió la necesidad de un “partido inclusivo, diverso”, que condujera a todas las clases sociales a su lucha. Le aplaudió además la capacidad de identificar que con la independencia de Cuba, se garantizaba el fin del dominio de lo que quedaba del imperio español en la Antillas Mayores, y la garantía de que las nuevas naciones de Suramérica no cayeran bajo la égida de Estados Unidos.

Como Martí, Mujica también cree en el mejoramiento humano: “ese bicho humano es el único animal capaz de reprogramarse en su conducta, si ejerce voluntad para ello, dijo y concluyó con una crítica visceral a las sociedades de consumo: Cuando compras con plata, en realidad estás entregando la parte del tiempo que gastaste en ganarla, pero no podrás recuperarlo nunca. “Por eso el tiempo es el único y verdadero tesoro del hombre, no malgasten el milagro de estar vivos”.

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