Tal vez como nunca antes los santiagueros han tenido muy claro el valor de la vida y de defenderla por encima de todo a fuerza de interiorizar, de un solo golpe, que habitan en la zona de mayor peligro sísmico de Cuba.
El desencadenamiento telúrico de los últimos siete días ha transformado la cotidianidad de la gente que sigue andando por las calles en aparente rutina pero sin ser la misma aunque parezca igual.
El oído anda afinado para captar cualquier ruido, los ojos escudriñan el sitio más seguro para resguardarse, la mente está presta para poner en práctica el plan diseñado en aras de unir a la familia después del terremoto que nadie quiere ver llegar, aun cuando se sabe de la amenaza, y se siente el trepidar del enjambre de temblores desbocados desde el pasado domingo 17.
En Santiago de Cuba se le echa de menos a las noches de sueño sosegado pues ahora se duerme medio despierto y vestido. Se extraña el orden de los hogares donde la sala se ha convertido en dormitorio, bien con la cuna del bebé o la camita de la abuela, y en cualquier rincón del hogar hay pomos con agua potable y mochilas con lo más imprescindible para una estampida salvadora.
Rezos y peticiones para que “Dios y la Virgen de la Caridad nos amparen” son tan comunes por estos días como la información oportuna, desmenuzada por parte de los especialistas más competentes hasta el cabal entendimiento y puesta a disposición de todos con el sin par liderazgo de la radio.
Aunque parezca increíble, en tan solo una semana la gente de Santiago de Cuba se ha vuelto ducha en sismología, y ni pelota, futbol o sequía logran robarle el protagonismo al tema del momento, el cual poco a poco se interioriza como un asunto de hoy y de mañana también.
Santiago y más allá
La actual situación está calificada como anómala por los especialistas del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais), con sede en Santiago de Cuba, teniendo en cuenta la concentración en un corto período de tiempo de un significativo número de estos eventos que ya superan la treintena perceptibles.
Pero conocer de ellos para reducir sus impactos no puede ser privativo de los que habitan la llamada tierra caliente, portadora de la más alta incidencia sísmica del país, es necesario que más allá de las fronteras locales otras poblaciones también se preparen para contingencias de este tipo, así lo alerta el doctor en ciencias Enrique Arango Árias, vicedirector técnico del Cenais.
“Hay razones que lo indican, por ejemplo los terremotos más fuertes que han afectado a Santiago de Cuba, entre ellos los de 1766, 1852 y 1932, entre seis y nueve de magnitud, se han sentido también en otras regiones del país, incluso La Habana.
“De ocurrir alguno similar frente a nuestras costas pueden ser afectadas construcciones que estén en mal estado técnico, o en suelos poco favorables, de algunas zonas de Granma, Guantánamo y Holguín.
“Sin dudas el mejor provecho que podemos sacar de la actual situación es ganar en conciencia de que estamos expuestos a que ocurra un terremoto de gran intensidad en cualquier momento, por lo tanto el actuar cotidiano debe estar en correspondencia con ello, identificar cuáles son nuestras vulnerabilidades y tratar de reducirlas para poder vivir tranquilos y desarrollar la vida cotidiana”.
Preparados y alertas
Si bien la avidez de conocimiento en torno a los terremotos alcanza por estos días su punto más alto, buena parte de los santiagueros ya tiene camino transitado en tal sentido gracias, entre otras cuestiones, al proyecto de ciudades preparadas y alertas ante el riesgo sísmico en el oriente cubano, insertado en el Plan de implementación humanitaria Caribe 2015 de la Dirección general para la ayuda humanitaria y la protección civil de la Unión Europea.
Con el objetivo supremo de que autoridades, personal técnico y actores locales fortalezcan su conocimiento para la gestión de riesgo sísmico y junto con ello la capacidad de respuesta, el proyecto se concreta en los lugares más vulnerables de 29 consejos populares de Santiago de Cuba, 10 de Guantánamo, y cuatro de Baracoa.
“Su desarrollo comenzó en mayo de 2015 y se extiende hasta octubre de este año, precisa la ingeniera Yelena Berenger Heredia, investigadora agregada del Cenais, y no es el primero que ejecutamos pues de 2013 a 2014 hubo uno similar.
“Trabajamos en estrecha colaboración con el Centro de gestión para la reducción de riesgos, la Defensa Civil y la Cruz Roja centrados en la capacitación en torno al peligro sísmico, con una buena acogida en las comunidades y otros espacios de intercambio con diferentes personas”.
Uno de estos últimos se vincula directamente con los discapacitados, insertados en el proyecto con la cooperación de Handicap internacional y de las organizaciones que los agrupan, díganse la de limitados físico motores, de sordo e hipoacúsicos y de ciegos y débiles visuales.
Jorge García Orce es uno de ellos, con el 90% de la visión afectada y el 80% de la audición, como consecuencia de una retinosis pigmentaria, asume el autocuidado como clave para salir ileso si ocurriera un terremoto fuerte y su casa, ubicada en el centro histórico y con más de 100 años de construida, sucumbiera a la sacudida.
“La capacitación que recibí me fue útil, pero valdría la pena un poco más, la situación lo requiere, como también se necesita que en medio de las peculiaridades sísmicas de Santiago de Cuba se priorice la venta de silbatos para hacer ruido si quedamos atrapados, yo por ejemplo no tengo uno.
“También sería de utilidad que vendieran a precios razonables linternas y baterías recargables, radios portátiles, lonas y hasta casas de campaña para que las familias se preparen mejor ante lo que se anuncia puede pasar”.
Además de las campañas de capacitación comunitaria y la preparación de los discapacitados y sus familiares el proyecto de ciudades preparadas y alertas incluye el fortalecimiento del sistema de alerta temprana para el monitoreo y análisis de la actividad sísmica así como para incrementar la eficacia en el aviso.
“Eso implica la instalación de cinco nuevas estaciones sismológicas, en Pilón y El Yarey, en Granma, en Chivirico y Boniato, Santiago de Cuba, y en San Antonio del Sur, Guantánamo”, precisa el doctor en ciencias O´leary Fernando González, investigador del Cenais.
Acota el especialista que «se dispondrá por primera vez de una red de acelerógrafos, 30 en Santiago de Cuba y 10 en Guantánamo, lo cual permitirá obtener de manera rápida y eficaz un mapa de sacudidas, de intensidades, una medición de la variable directa, con una información más completa y precisa, unido a la información en tiempo real a los decisores para que se dé con premura la respuesta”.
En medio de estos días de temblores los santiagueros van asumiendo, no sin lógicos temores e incertidumbres, que los sismos son fenómenos naturales que continuarán sacudiéndonos el piso.
Por lo tanto hay que seguir preparándose, sin dejar de vivir la vida, pero sin olvidar que allá en lo profundo de la tierra, en las entrañas mismas del planeta un terremoto intenso es posible.
Sismos con visión inclusiva
Algunas recomendaciones para personas con necesidades especiales y aquellos que puedan asistirlas
Discapacidad auditiva:
- Tener a mano baterías habilitadas para el equipo.
- En el lugar donde se pasa la mayor parte del tiempo ingeniar alarmas que puedan avisar que está ocurriendo un sismo.
- LLevar papel y lápiz para facilitar la comunicación.
- Ubicarse frente a la persona con discapacidad y hablarle despacio, vocalizando las palabras.
Discapacidad motriz:
- Si está en silla de ruedas y queda atrapado haga mucho ruido, golpee fuerte y no cese de hacerlo aún cuando escuche respuesta.
- Coloque la mochila con los artículos básicos en la silla de ruedas.
- Si está acostado ruédese al suelo junto a la cama y cúbrase la cabeza con una almohada o con las manos.
- Si ayuda a bajar escaleras a una persona en silla de ruedas procure hacerlo de modo que el discapacitado quede de espaldas para brindarle mayor seguridad.
Discapacidad visual:
- Ofrézcale el brazo o el hombro para convertirse en su guía, no lo tome del brazo y mucho menos del bastón.
- Procure ser descriptivo acerca de lo que está sucediendo y de la ruta de evacuación.
- Para orientarla en el entorno físico utilice palabras como derecha, izquierda, arriba, abajo y alértelo de posibles peligros en el camino.