Alfredo Vázquez*
Sin duda, el escenario del 2016, como ha sido anunciado, tendrá muchas limitaciones que requieren de la inteligencia e iniciativa colectiva para potenciar al máximo la eficiencia no solo en los objetivos y actividades que se han definido como prioritarias, sino en cuestionar todo gasto innecesario y aprovechar mejor los recursos disponibles, no con visión de resistencia, sino de desarrollo, tanto en el sector empresarial como en el presupuestario, donde se impone elevar la calidad de los servicios.
Ello ratifica la necesidad de nuestra convocatoria a los trabajadores a participar conscientemente en las asambleas de enero a marzo para la presentación e información del plan de la economía y del presupuesto del año, dirigidas a alcanzar la disposición y el compromiso colectivo con el cumplimiento de los planes y presupuestos aprobados.
Igualmente ello servirá para impulsar el accionar en la gestión económica y motivar el crecimiento económico y el ingreso salarial, fines de la implementación de los objetivos de trabajo aprobados como resultado de los acuerdos del XX Congreso de la CTC, que han sido ratificados y normados en la Ley 116, Código de Trabajo.
Luego del ejercicio de participación de los sindicatos y los trabajadores durante las etapas de concepción del plan y presupuesto —desarrollado de abril a julio del 2015— continuaron ocurriendo transformaciones y fueron aprobadas nuevas políticas y normativas que impactan en lo propuesto.
La CTC garantizó la capacitación de los cuadros sindicales —desde finales del pasado año hasta el 30 de enero—; fue adecuada a cada sector o rama la de los dirigentes sindicales y trabajadores, organizada por los sindicatos nacionales con el apoyo de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (Anec) y en coordinación con las estructuras administrativas responsables.
Recuerdo que es tarea administrativa dar participación a los trabajadores en la concepción del plan, una vez aprobadas las directivas para la planificación y luego de aprobado, desagregarlo y presentárselo, tal y como está indicado desde la metodología de la planificación de cada año.
Por ello, los sindicatos nacionales han coordinado con los Organismos de la Administración Central del Estado (Oace), las Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (Osde) y entidades de subordinación local, la convocatoria para el desarrollo del proceso. Han tenido en cuenta los cronogramas de las asambleas con la asistencia de las máximas direcciones administrativas y sindicales; el contenido de los informes según las características ramales; y la captación, el control y los espacios de discusión de los planteamientos que deben ser atendidos por cada nivel administrativo, que incluye los que se deben dirimir entre la CTC y los organismos globales. Este último asunto es vital para nuestras aspiraciones de consolidar mediante la participación real y efectiva, un modelo con carácter socialista.
Igualmente las CTC provinciales han coordinado con los Consejos de Administración Provincial (CAP) la organización y evaluación de la desagregación y presentación del plan en la subordinación local, con la presencia de los sindicatos provinciales.
Es importante atender que el proceso culmina en vísperas de comenzar el proceso de planificación del 2017, cuando debemos replantearnos las insuficiencias, deficiencias y los asuntos, iniciativas o planteamientos que objetivamente no tuvieron atención o solución en la planificación de este año, en un nuevo ejercicio de participación colectiva, libre de formalismo, burocratismo e insensibilidad, tanto en la comprensión de los problemas de la nación, como de los justos reclamos de los que tienen el honroso deber y el derecho de defender su Revolución.
* Jefe del Departamento de Eficiencia Económica de la CTC.
No comprendo como el 2016 puede ser un escenario dificil, si la economìa cubana tuvo un discreto crecimiento y si algunas de las trabas impuestas por el gobierno de EUA estàn siendo eliminadas. Es cierto que todavìa nos queda mucho por avanzar, pero ¿cuando veremos la mejorìa? Nuestra mesa sigue igual.