No fue obra del azar que el nacimiento de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) coincidiera con un aniversario del natalicio de José Martí. En la sesión inaugural de su congreso constitutivo que tuvo lugar entre el 23 y el 28 de enero de 1939, Lázaro Peña, electo secretario general, declaró la voluntad de quienes habían hecho realidad ese acontecimiento de aprender de la obra unitaria del Apóstol, que supo atraer, liderear y movilizar a los cubanos para la lucha por la independencia.
Esas tres grandes misiones ya las habían materializado de manera ejemplar los cuadros que a lo largo y ancho del país se empeñaron, en condiciones muy difíciles, en rescatar al movimiento sindical desarticulado cuatro años atrás por las fuerzas reaccionarias. Pacientemente fueron reorganizando a los trabajadores e infundiéndoles confianza en su fuerza, en organizaciones de base, federaciones generales de provincias y nacionales por sectores laborales hasta reunirlas todas en una confederación única, que tomó las banderas de su heroica antecesora, la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC).
De la recién creada CTC dijo Lázaro:“Queremos hacer de ella defensa de los intereses de toda la clase obrera, pero queremos también que sea defensa de los intereses de toda la Nación”, un concepto de permanente valor.
Han transcurrido 77 años y las acciones emprendidas por aquellos sindicalistas, inspiradas en las prédicas y la actuación del Maestro, mantienen plena vigencia. Llevarlas a la práctica en la coyuntura actual es el gran desafío que enfrenta la organización sindical cubana, convertida en Central desde 1961, cuando las federaciones cedieron el paso a la formación de sindicatos nacionales.
El camino a seguir fue señalado por el Presidente Raúl Castro Ruz en el XX Congreso: “La CTC y sus sindicatos deben concentrarse en lo esencial, que es ejercer su actividad en interés de la implementación exitosa de los Lineamientos y desarrollar un trabajo político-ideológico diferenciado y abarcador en defensa de la unidad de los cubanos, teniendo en cuenta que su labor se complejiza en condiciones de un creciente sector no estatal en la economía, donde no son aplicables los métodos y el estilo tradicionalmente utilizados en el sector estatal, los que por demás, también deberán perfeccionarse”.
Atraer sigue siendo el principal punto de partida, llegar a todos mediante una permanente labor de sindicalización particularmente de los trabajadores no estatales, sobre los cuales es necesario ejercer una influencia educativa para que sean capaces de pensar más allá de su beneficio individual en los intereses del país y comprendan que ellos tienen también un importante papel en el empeño común por conquistar un socialismo próspero y sostenible.
Liderear es otra de las tareas estratégicas heredada de los tiempos fundacionales, y requiere ante todo de una adecuada selección de los cuadros y su capacitación para que puedan realizar con eficacia el ejercicio de la representación de los trabajadores. Solo así podrán garantizar el efectivo funcionamiento de las organizaciones sindicales y conquistar autoridad ante los afiliados, pulsando constantemente su sentir para darles cauce a sus inquietudes, como lo hicieron en el pasado líderes de la talla de Jesús Menéndez. Surgido de las filas más humildes del pueblo llegó a adquirir un dominio tal de la situación económica y social de la época en que le tocó vivir y especialmente del sector azucarero, que pudo sostener difíciles y decisivas discusiones con magnates criollos y con altos funcionarios del Gobierno de Estados Unidos a quienes les arrancó importantes conquistas que beneficiaron no solo a los asalariados cubanos sino a toda Cuba.
Movilizar a los trabajadores es otra gran misión histórica del movimiento sindical, que se traduce hoy en la actuación junto con sus afiliados para que cada centro asegure el aporte que les corresponde a los objetivos de desarrollo del país, lo que redundará en mayor bienestar individual y colectivo. Ello trae aparejados la elevación del rigor en la instrumentación del plan y el presupuesto, el descubrimiento y explotación de las reservas de eficiencia existentes, el cumplimiento de la disciplina laboral y tecnológica, la preocupación por la mejoría de las condiciones de trabajo y porque se apliquen sistemas de pago justos, la creación de un clima de enfrentamiento a las ilegalidades, y el logro de la participación real de los trabajadores en la solución de los problemas de su entorno.
Dijo Martí que donde los trabajadores son fuertes, lucharán y vencerán. La unidad alcanzada en su homenaje, un 28 de enero, seguirá siendo su mayor fortaleza. Defenderla es esencial para la CTC y sus sindicatos.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …