La primera medallista del judo cubano en el Grand Prix de La Habana tiene 29 años, es espirituana y la mayoría del pueblo cubano brincó con su medalla de oro en los últimos Juegos Panamericanos de Toronto. Dayaris Mestre fuera de los tatamis habla con la misma seguridad de victoria con que sale a combatir desde que empezara en este deporte a los 11 años de edad.
En el Coliseo de la Ciudad Deportiva ha vivido dos emociones inolvidables, la plata en la edición anterior del Grand Prix (2014) y el bronce de este año, marcado por dos enfrentamientos muy difíciles ante la campeona mundial Paula Pareto y la titular olímpica Sarah Menezes. Sobre lo sucedido, sus metas futuras y la judoca fuera de la competencia conversamos cerca de una hora.
“Pensaba que no iba a dormir tranquila porque en el extranjero, siempre que compito, el día anterior me cuesta trabajo conciliar el sueño. Sin embargo, aquí descansé bien y cuando sentí al público corear Mestre, Mestre, los deseos de ganar crecieron porque no siempre podemos organizar un evento como este, con tantas figuras de nivel”, comentó.
¿Cómo se asume caer en un grupo tan difícil? ¿Qué representan dos victorias consecutivas sobre Pareto?
“La ubicación actual en el ranking es lo que provoca un sorteo tan desfavorable como el que tuve. No obstante, así me ha sucedido más de una vez y sabía que el oro solo llegaría si superaba a Pareto y a Menezes. Es cierto que ya tengo dos triunfos en línea con la argentina, pero todavía el match le favorece a ella 5-4, según me comentaron varios periodistas. Ella siempre tiene muy buena preparación y somos rivales solo dentro del colchón, porque en realidad somos grandes compañeras”.
Sumaste 120 puntos muy importantes para la clasificación olímpica hacia Río de Janeiro. ¿Qué significado especial tendría esta cita para ti?
“Soy una de las dos muchachas del equipo que tiene prácticamente la clasificación en el bolsillo. En estos momentos pudiera ir por la cuota continental, pero voy a ganarme el boleto como una de las 14 mejores del ranking. Ya en Brasil quiero estar en el podio olímpico, pues he ganado y perdido con las mejores de mi división (48 kg), tal y como pasó en La Habana. Y no lo veo como sueño, considero que es posible”.
El profesor Ronaldo Veitía se acaba de retirar. ¿Cuánto le debe Dayaris a su magisterio y al del colectivo de entrenadores?
“Desde que entré al equipo nacional en el 2003 fue uno de lo que siempre me alentó y dijo que podía ganar todas las medallas que me propusiera porque condiciones me sobraban. Sus consejos, su experiencia y su disciplina han hecho de nuestra selección una referencia, pero ahora nos toca a nosotras y a los profesores Padrón, Borboña y Driulis continuar su trabajo”.
Tu mamá no quería para ti el judo y hoy tu esposo, Yasniel Toledo es boxeador. ¿Deportes de combate por partida doble?
“Todavía no sé ni cómo logré convencer a mi mamá para practicar este deporte porque ella decía que era de macho. Poco a poco ella se convenció de que me gustaba y las medallas ganadas siempre se las dedico a ella , en primera instancia.
“En cuanto a la casa, mi pareja y yo tenemos muy buena comunicación y él me apoya y comprende porque sufre también los rigores de los entrenamientos. Voy a verlo a las Serie Mundial que se celebran en el Coliseo y ahora él hizo lo mismo en este Grand Prix. Después de los Juegos Olímpicos queremos tener nuestro hijo”.
¿Cuántas medallas pudiera conquistar la selección femenina de judo en Río de Janeiro?
“La clasificación del equipo completo como ha sucedido en otras ediciones será muy complicada ahora, pero al menos cinco debemos estar. Y nosotras decimos que cada una es una potencial medallista, así que saca la cuenta y no me dejes nunca fuera…. (risas).