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Por Gabriela Sabina Bravo y Rocío Feria Ginarte, estudiantes de Periodismo
“Ninguna brutalidad maltrato o tortura me ha doblegado porque prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados, escribió Patrice Lumumba a su esposa e hijos días antes de su asesinato.
“Un día la historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas, París, Washington o la ONU, sino la de los países emancipados del colonialismo y sus títeres”, pronosticó, pero a un año después de que Estados Unidos reconociera su implicación en el asesinato del líder del Tercer Mundo, el crimen no ha sido aún juzgado.
El Departamento de Estado de la nación norteña publicó en enero del 2014 un nuevo volumen acerca de la historia de su diplomacia, donde incluye numerosos documentos sobre operaciones secretas realizadas durante la crisis del antiguo Congo Belga, en la segunda mitad del siglo XX.
Uno de los documentos indica que el régimen estadounidense encabezado por el presidente Eisenhower, junto con el gobierno belga, dirigió el golpe de estado que derrocó al entonces presidente, el antiimperialista Patrice Lumumba. También reconoce haber participado en su asesinato y en el ocultamiento de todo el proceso.
Lumumba fue un brillante periodista, publicó artículos de contenido social en diferentes medios, razón por la que algunos coinciden en llamarlo “la estrella a la que no se le permitió brillar”. Esta profesión le permitió divulgar sus ideales independentista.
Destacado mundialmente por su lucha a favor de los derechos de los pueblos africanos, hoy es recordado como una de las figuras más representativas en la batalla para erradicar el ultraje y el saqueo que sufría el continente negro desde aquella época.
Lumumba se caracterizó por tener un pensamiento nacionalista. Creó y presidió el Movimiento Nacional Congolés (MNC) y participó junto a esta organización en la Conferencia Panafricana de Accra, y de esta forma consiguió reivindicar la independencia delante de más de 10 mil personas.
En más de una ocasión fue encarcelado por manifestarse a favor del establecimiento del Congo como un país independiente. En pocos años se convirtió en uno de los líderes más queridos y pasó a ocupar el puesto de Jefe de Gobierno y Ministro de Defensa de la República Democrática del Congo entre junio y septiembre de 1960.
En la tarde del 17 de enero de 1961 Patrice Lumumba fue ejecutado por agentes belgas y norteamericanos. Emisoras radiales al servicio de la CIA anunciaron primeramente que lo habían ultimado campesinos armados. Después propagaron rumores para hacerles creer a la población congolesa que su líder aún estaba con vida, pero lo cierto es que tal cómo años más tarde también hicieran al líder marroquí Mehdi Ben Barka, los mercenarios a sueldo del imperialismo y de las transnacionales mineras disolvieron su cuerpo sin vida en ácido sulfúrico y esparcieron sus restos para que no fuera reconocido ni su tumba venerada.
