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Foto: Agustín Borrego Torres.
Partamos de una hipótesis: la próxima Liga Superior de Baloncesto (LSB) podría convertirse en el fin de la novela épica que durante la última década han protagonizado habaneros y avileños.
Cuando el viernes 15 de enero suenen los primeros silbatazos de la edición de 2016 —prevista inicialmente hasta el 29 de marzo—, comenzará una pugna que debe ir más allá de Búfalos y Capitalinos, pues en los últimos meses de 2015 el Torneo Nacional de Ascenso (TNA) hizo tambalear certezas entre los fanáticos de ambos planteles.
Luego de una temporada 2015 en la cual el equipo de La Habana dominó sin contratiempos (27-1) en las etapas regulares, sumando TNA y LSB), todos esperaban que los discípulos de Rainel Panfet repitieran su arrollador paso en el TNA. Todos salvo, quizás, el mismo Panfet, quien avizoró un escenario diferente ante la renovación que sufría la plantilla que dirige.
Los resultados le dieron la razón, y los Azules de la Capital cedieron en tres de cuatro salidas ante Pinar del Río, resultado que los relegó al segundo puesto de la clasificación en el TNA. Ojo, tal escaño les aseguró el boleto directo a la LSB, pero a los campeones nunca se les puede pedir el segundo lugar.
Por su parte, los avileños, poseedores de ocho coronas en lides nacionales y por amplio margen la selección más exitosa en la pasada década, no tuvieron ningún festín en su grupo clasificatorio donde chocaron con camagüeyanos y villaclareños, dos elencos que hicieron estragos.
Visto así, la nueva entrega de la LSB muestra mayor paridad entre sus participantes, situación que se acentúa con la presencia de algunos jugadores claves en ligas foráneas —sucede lo mismo en la versión femenina del evento— durante los pasados meses y en la actualidad.
Entre los varones existe una élite clara: Capitalinos y Ciego de Ávila (sus títulos y jugadores son un aval imponente), además de Camagüey, Villa Clara y Pinar del Río (estos tres podrían asaltar, por lo visto en el TNA, la hegemonía de la dupla de campeones); luego está Artemisa con Osmel Oliva como arma clave.
Para Santiago de Cuba y Guantánamo las posibilidades, especialmente por las excelentes nóminas y la calidad colectiva de los rivales que deberán enfrentar, contraria a la dependencia de figuras claves entre los rosters orientales. Por eso, y a riesgo de una agradable sorpresa, quedan fuera de concurso… hasta que demuestren lo contrario.
Primeras subseries (M) 15-16 de enero, siempre en sede de los primeros: CAP-CAV, PRI-ART, GTM-CMG y SCU-VCL
