La necesidad de una mayor integralidad en los programas de prevención para contribuir a evitar el embarazo en la adolescencia fue reconocida este sábado en Comisión de Atención a la Niñez, la Juventud y la Igualdad de Derechos a la Mujer, del Parlamento cubano.
En el informe presentado por Aymara Guzmán, secretaria de la Comisión, se dieron a conocer los principales resultados de las visitas de control y fiscalización realizada por integrantes de la comisión a hogares maternos para conocer la atención a las embarazadas, en particular las más jóvenes. Según apuntó se visitaron 11 provincias, 47 municipios y 47 hogares maternos y salas de gestantes.
El documento reconoce el impacto que han tenido las políticas y programas sociales desarrolladas por Cuba en interés de la disminución del embarazo en la adolescencia y aseguró que la nación se erige por derecho y acciones propias como ejemplo por su sistema nacional de Salud y en la preservación de las madres e hijos.
Al intervenir, el Doctor Roberto Álvarez Fumero, jefe del Departamento Materno Infantil del Ministerio de Salud Pública, expuso que según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 16 millones de niñas entre 15 y 19 años dan a la luz un hijo y que un millón de niñas menores de 15 años se convierten en madres.
Cuba, expresó, no está libre de esta situación y a pesar de los avances logrados en el campo de la salud y educación, también preocupa el embarazo en la adolescencia, lo cual constituye motivo de ocupación y preocupación del ministerio de Salud.
Fumero recordó que en 1970 la Tasa de fecundidad en menores de 20 años fue de128, 4 por cada mil mujeres, lo cual fue disminuyendo gradualmente y en el 2014 alcanzó el 51,6. Aseguró que en materia de salud sexual y reproductiva, no hay una sola acción que permita enfrentar el tema de la sexualidad entre los jóvenes.
“Es necesario contextualizar las acciones, entender las razones del por qué programas efectivos y resolutivos en determinados contextos, no funcionan (o funcionan solo parcialmente) en otros lugares”, alegó.
Las intervenciones en materia de salud sexual no deberían limitarse a modificar los comportamientos individuales, sino también a atacar determinantes de tipo contextuales, aseveró.
Los diputados llamaron a aprovechar las estructuras que existen en la comunidad, ya sea la Federación de Mujeres Cubanas, la salud y el trabajo social, para que se ejecuten acciones de orientación a los adolescentes y ofrezcan consejos y orientación oportuna.
También coincidieron en la importancia de incorporar a los trabajadores sociales a los programas de capacitación existentes en los territorios para trabajar el tema de la prevención del embarazo en la adolescencia y en las infecciones de trasmisión sexual.
Otro espacio que puede contribuir a ese fin son las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia en los municipios, en aras de brindar orientación sobre el tema de la planificación y la anticoncepción.
Liaena Hernández, diputada por la provincia de Guantánamo, reconoció el esfuerzo y la atención priorizada que se les da a las jóvenes en los hogares maternos. Agregó que en su territorio el embarazo en la adolescencia constituye una preocupación, pues se ha incrementado y añadió que a pesar de las estrategias diseñadas con la participación de todos los organismos, evidentemente esta no es efectiva, pues no se han logrado los resultados esperados.
Por su parte, Rosmery Santiesteban, diputada de la provincia de Granma y también secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas en el territorio, afirmó que la mayoría de los embarazos en adolescentes está ocurriendo en las zonas rurales. Ella también abogó por una mayor integralidad de los sectores a la hora de abordar el asunto y en particular precisó el papel que le corresponde desempeñar al médico de la familia con los adolescentes en la comunidad.