Es un oficio centenario, arraigado entre los tabaqueros como si fuera parte de su estirpe; los hay con canas, pero también están los más jóvenes que se han enamorado de esa labor: son los (las) lectores de Tabaquerías, Escogidas y Despalillos que este 21 de diciembre celebran el aniversario 150 de aquella primera vez en que un hombre se sentó frente a sus compañeros de trabajo para leerles, con voz cautivadora, interesantes libros o periódicos.
Ocurrió en la fábrica de tabaco El Fígaro, situada en La Habana extramuros, escenario de este hecho sin precedente en la historia del movimiento obrero, que con el tiempo se convirtió en tradición del sector tabacalero cubano y es considerado Patrimonio Cultural de la Nación.
Precisamente, esos valores, se reconocieron durante el III Encuentro de Lectores de Tabaquería, Escogida y Despalillo, celebrado en el Centro de Convenciones Lázaro Peña, en la capital, y que fue convocado por el Sindicato Nacional de Trabajadores Tabacaleros (SNTT), el Grupo Empresarial Tabacuba y el Museo del Tabaco de la Oficina del Historiador.
En el encuentro, según afirmó Nidia García Berenguer, participaron 100 lectores, entre ellos 72 mujeres, en representación de los más de 250 que hay en el país. El evento propició el intercambio de experiencias y se valoró cómo a través de esa práctica se puede contribuir al fortalecimiento de valores como la honestidad, el patriotismo, la laboriosidad y la solidaridad.
La dirigente sindical destacó que esa tarea contribuye a elevar la cultura general integral de los trabajadores, y permite que se mantengan informados sobre temas económicos, políticos, sociales e internacionales.
Esta tradición influye en la familia, la comunidad y l lama la atención de miles de visitantes extranjeros que asisten desde el siglo XIX a las fábricas de tabaco y que se asombran con este oficio, único en el mundo, razones suficientes para aspirar a que sea aprobada por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.