A la entrada de la localidad de Ciudamar, distante unos ocho kilómetros de la ciudad de Santiago de Cuba, se levanta un centro docente que le aporta otro tanto a los muchos atributos de ese sitio de cerros y mar.
La institución se distingue más allá de lo que se ve a simple vista: pulcritud, orden, jardines bien arreglados, adultos e infantes cordiales y un proceso docente educativo que fluye con éxitos y sin contradicciones aun cuando en un mismo espacio se entremezclan cuatro tipos de enseñanzas.
Quizás sea eso lo que más asombra al visitante —no así a los 482 alumnos, sus familiares, y a los 80 trabajadores—, pues solo pensar en cómo llevar a feliz término la educación de niñas, niños y adolescentes de prescolar, primaria, especial y secundaria básica, le pone los pelos de punta a cualquiera.
¿Qué?, ¿cómo?, ¿por qué?
Marbelis Pérez Pérez, Máster en Educación, con cerca de 30 años de andanzas por las aulas, asume la dirección de la 28 de Enero desde la fundación allá por el curso 2006-2007; en su liderazgo se hallan las respuestas a alguna duda.
“Cuando me propusieron venir le confieso que me asustó un poco la idea de una escuela con tantas enseñanzas; para mí era algo nuevo y no quería fallar, por eso lo primero fue unir el claustro, con los jefes de ciclos y de grado al frente, bajo el principio básico de que cada cual tenía que velar por lo suyo y también por lo de los demás”.
Así se levantaron los pilares de lo que es hoy esta institución, reconocida con diversos premios y galardones, tanto individuales como colectivos, en aspectos como concursos de conocimientos, competencias deportivas, culturales, círculos de interés, foros y muchos más.
Allí las responsabilidades se equilibran con tino y no hay aquello de que una enseñanza tenga prioridad sobre la otra.
“Se trata de halar parejo”, coinciden en asegurar Juan, Carmen y Naila, representantes del núcleo del Partido, el sindicato y la Secretaría Docente, cada uno desde sus respectivas enseñanzas (secundaria, especial y primaria).
Del mismo modo, en vínculos muy estrechos con los padres, los factores del barrio y otros centros labo-ales cercanos como la panadería, el hogar de ancianos, el círculo infantil, el Joven Club y unidades gastronómicas, esta escuela ha sabido cumplir su misión social de erigirse en la institución cultural más importante de la comunidad.
Sus puertas se abren para acoger cuanta acción de bien público sea preciso, dígase uso de locales, principalmente la biblioteca y el laboratorio de computación, actividades deportivas y culturales, o encuentros de diversos tipos.
Todo el mundo cuenta
La total cobertura docente y la estabilidad del personal es de las cuestiones que destacan en la 28 de Enero, un sitio donde cada trabajador vale por sus aportes al proceso de enseñanza-aprendizaje sin miramientos de edad y experiencia, porque lo más valorado es la entrega a la profesión.
El binomio Ismaela Guillot BicetCarlos Manuel Díaz Leyva resalta como ejemplo de lo dicho: ella, la mejor trabajadora, con más de tres décadas frente al pizarrón, él, viviendo todavía el susto de su primer curso como maestro, luego de graduarse en la escuela pedagógica Pepito Tey.
“Nada aquí me resulta ajeno, dice Ismaela (a quien sus propios compañeros llaman Carmela, como la “seño” de la película Conducta, y ya se imaginarán los porqués). Amo a mi escuela y mis niños, desde hace varios cursos me eligen como destacada, lo cual me honra y compromete, sin que disminuya en lo absoluto el rigor y la exigencia”.
Con la misma pasión y un poco más de la osadía propia de los jóvenes, Carlos asume la misión encomendada junto a otros tres colegas recién graduados.
“Desde que conocí la trayectoria de este centro me sentí afortunado de ser parte de un colectivo donde encuentro apoyo. Mi tutora, la profe Rosa Rizo no me abandona jamás, pero además tengo el acompañamiento de otros, y ni hablar de los padres o los propios niños.
“Hace poco les evalué un proyecto de vida en la asignatura de Cívica y me sorprendió y emocionó leer lo que escribieron sobre mí, lo cual es muy reconfortante e inspirador; con cosas como esas me convenzo cada día más de que no hay nada mejor en el mundo que decir: yo soy maestro”.