La práctica habitual de ejercicios físicos es parte de la realidad cubana, situación que se ha reforzado con el surgimiento en los últimos tres años de gran número de gimnasios particulares. A estos sitios acuden, en su mayoría, jóvenes con la esperanza de mejorar su calidad de vida y, claro está, de moldear sus cuerpos.
Perseguir una musculatura perfectamente torneada se ha convertido en la meta de muchos, y para alcanzarla se someten a interminables maratones de pesas y rutinas cardiovasculares. Sin embargo, no en todos los casos las dosificaciones de los pesos y las cargas son respetadas por los practicantes, quienes suponen que a mayor volumen de entrenamiento, más pronto será visible un resultado digno de portada de revista.
La realidad es otra, pues los músculos delineados y sobresalientes no se consiguen con pocos meses de esfuerzo en los bancos de press y dietas agresivas. Por el contrario, tales efectos son consecuencia de un trabajo arduo y de años dedicados a una preparación consciente, capaz de expandir los límites físicos y mentales, pero sin atentar contra la salud del practicante.
Según el personal especializado que labora en los gimnasios, es frecuente encontrar quienes esperan dividendos inmediatos, aunque para conseguirlos, en ocasiones desobedecen orientaciones. Así, es usual la aparición de lesiones por sobrentrenamiento o fatiga muscular —las más comunes—, también otras relacionadas con las malas ejecuciones, el estrés físico y psicológico.
Alexis Ruz, licenciado en Cultura Física y uno de los tres entrenadores del gimnasio privado La Spinaca d’ Popeye (Plaza de la Revolución), explica que la presencia del preparador físico es básica, “pues mucha gente se enfrenta por primera vez a rutinas con máquinas y aparatos y lo hacen en un área reducida, por lo que deben tener cuidado con los accidentes que puedan ocurrir con las pesas. Además, son claves para enseñar correctamente las técnicas y evitar de esa manera las lesiones”.
Entrenamiento… ¿por la libre?
El Rafa’s Gym es un local pequeño en Centro Habana y apenas tiene cuatro meses de fundado. Allí trabaja Cosme Peña, quien no posee un título universitario en la materia, pero ejerce como principal asesor en gimnasios de este tipo hace más de un año. En todo ese tiempo su meta ha sido superarse y estudiar temas relacionados con nutrición, entrenamiento con pesas, psicología y patologías del deporte.
Comenta que el primer paso para quien decida comenzar es el diagnóstico físico, prueba que evalúa las capacidades y niveles de asimilación del entrenamiento. Ello, vinculado a las aspiraciones del recién llegado, define el plan a seguir.
Tal práctica es también asumida en La Spinaca. Según confirma Alexis, “siempre que viene una nueva persona se le preguntan datos esenciales: edad, estado de salud, objetivos en el gimnasio y disponibilidad de tiempo para entrenar. En base a esto se le traza la estrategia, se le recomienda una dieta y comenzamos a trabajar con cargas mínimas”.
En otros sitios, como los gimnasios comunitarios, atendidos por especialistas del INDER, es usual que los responsables soliciten a los recién ingresados el certificado médico que avale su buen estado de salud. “Esa es una manera de verificar que realmente están en condiciones de realizar ejercicios con pesas y nos da un respaldo”, argumenta Alfredo García, licenciado en Cultura Física y con 15 años de experiencia al frente de una de estas instalaciones en el municipio del Cerro.
Sin embargo, los tres entrevistados coinciden en que dicho paso se trata numerosas veces de una formalidad que solo exime de responsabilidad a los entrenadores, pues en muchos casos los certificados no están respaldados en una investigación médica a profundidad, sino en la solicitud del practicante.
Conocer los límites personales se convierte entonces en punto crítico dentro de un gimnasio, pues la mayoría de las lesiones ocurren entre quienes asumen niveles de entrenamiento por encima de sus capacidades físicas. “Entre los principiantes es muy raro hallarlas, porque las cargas son mínimas para acostumbrarlos a las rutinas y técnicas. Pero en los avanzados, los principales problemas se ubican en las articulaciones del codo, hombro y rodilla, pues en ellas recae la mayor parte del trabajo con pesas”, confirma Alfredo.
Acompañar, más que dirigir
El Rafa´s Gym se ha ganado el respeto de los clientes por la seriedad de su staff y el riguroso seguimiento de normas de control y evolución de cada afiliado. Fe de ello son las más de 50 personas que, repartidas en distintos turnos, desfilan por allí cada día.
Por desgracia, asegura Cosme, no son todos los que se dejan orientar correctamente y no es raro que algunos desestimen los consejos brindados. “Esta es una labor de mucha paciencia y seguimiento. No trabajamos con niños pequeños, sino con adultos, pero una vez dentro del gimnasio cada uno de ellos es mi responsabilidad”.
Por su parte, Alfredo tiene como método habitual acompañar a sus discípulos en las rutinas —haciéndolas él mismo— y crear dúos, tríos o grupos que se apoyen durante las ejecuciones. “Nuestra principal función es organizar los entrenamientos y eso implica dosificar las cargas en cada una de las etapas: principiantes, continuantes y avanzados”.
De ello podríamos suponer que la presencia de personal capacitado cumple un papel preventivo y de orientación. Cosme, el más joven de los preparadores, lo asume así: “Debe saber guiar al cliente todo el tiempo para que consiga un resultado satisfactorio y alcance su objetivo, pero cuidando que no tenga ningún problema de salud o sufra lesiones. Ese es el centro de nuestro trabajo”.
Para él, sus funciones no quedan dentro de los límites del recinto y asevera que “el músculo tiene tres pilares para el aumento de su masa: entrenamiento, recuperación y nutrición. Si falla alguno de ellos, también lo hará el aumento de la masa muscular. Por eso no se trata solo de contar con un buen profesor, sino tener en cuenta el entorno de cada uno de los individuos”.
¿A qué vamos al gimnasio?
Los cánones de belleza occidental no han quedado fuera del radar de los cubanos. Cuerpos fibrosos, fuertes, modélicos y con mínima proporción de grasa corporal marcan las aspiraciones de una gran parte de quienes acuden a los gimnasios cada día. No importa el precio de inscripción o las condiciones técnicas de la instalación: los objetivos se repiten una y otra vez.
“Entre las mujeres es típico que busquen la reducción de peso corporal y el porcentaje de grasa, así como tonificar los músculos, casi siempre en el tren inferior. En la tercera edad prevalecen los objetivos ligados a la salud, mientras entre los hombres jóvenes está presente la parte estética, muy vinculada al trabajo con el tren superior”, explica Alexis Ruz.
Entonces, podríamos afirmar que en los últimos tiempos la moda del “gym” para algunos ha estado casi supeditada al aspecto estético. La búsqueda del cuerpo idóneo —aspiración válida— pone en peligro muchas veces la esencia del deporte: favorecer la salud.
Afortunadamente, dice Alexis, “poco a poco tal visión ha ido cambiando, y existe en el mundo una tendencia a ver el gimnasio no solo como estética, sino también como desarrollo de la capacidad física. En eso influye la inclusión de deportes como el spinning y más reciente el crossfit”.
“Las cargas pueden ser por peso, por el tiempo de trabajo o por la rapidez de la ejecución. Este tipo de gimnasio se trabaja con cargas mínimas, priorizando que se aprenda bien la técnica del ejercicio, para luego ir aumentándolas”, Alexis Ruz. “No se deben trabajar los planos musculares todos los días, sino con un descanso mínimo de 48 a 72 horas para evitar las sobrecargas del músculo”, Alfredo García. “Algunas de las lesiones más comunes son las contracturas, tendinitis, roturas de fibras musculares o problemas en articulaciones del codo, hombro y rodilla”. Cosme Peña.