En muchos sentidos la figura de Antonio Maceo personifica la fuerza de los vínculos entre Costa Rica y Cuba, por eso este homenaje no podía faltar en mi vista de Estado a esta República, dijo el presidente Luis Guillermo Solís Rivera en la mañana de este martes, luego de rendir honores al Lugarteniente General y a su ayudante, el capitán Panchito Gómez Toro, en el Mausoleo de El Cacahual donde descansan los restos de ambos patricios.
La actividad comenzó con el pase de revista de una unidad de ceremonia integrada por una representación de las tropas terrestres, la marina de guera y la defensa antiaérea de Cuba. Al ritmo de la Elegía a Antonio Maceo, obra musical del comandante Juan Almeida Bosque, esta vez interpretada por la Banda de Música del Estado Mayor de las FAR, el presidente Solís, el viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Rogelio Sierra, y la delegación que le acompaña, caminaron hasta la sencilla tumba donde colocaron una ofrenda floral.
En su discurso, Luis Guillermo Solís confesó que el homenaje a Maceo es también a los ciudadanos y ciudadanas de ambos pueblos que han dedicado sus vidas a enaltecer principios y valores queridos y comunes. Recordó que al revisar la historia sobresalen, además del Titán de Bronce, varios ejemplos de personalidades sobre cuyo legado se ha tejido el vínculo. Entre ellos mencionó al abogado costarricense José María Zamora, radicado en La Habana; al jurisconsulto Francisco Chávez Castro, quien emigró a la provincia de Oriente y luego fue magistrado del Supremo Tribunal de La Habana; a la educadora nicoyana doña Elena Castillo Baltodano, esposa del general Flor Crombet, de cuya estirpe desciende el historiador Hugo Crombet; y a don Antonio Zambrana, constituyente de Guáimaro y padre intelectual de varios patricios costarricense.
Mi patria ha recibido con cariño y afecto, con los brazos abiertos, a centenares de cubanos que ha constituido su familia en tierras costarricenses, afirmó, “mal haríamos si estamos aquí y no decimos que lo que los próceres de la independencia de Cuba representan, debería ser un mensaje permanente: la fiereza de su lucha, la su lucidez de sus ideas, la claridad con que blandieron el sable, pero también la magnanimidad con que construyeron la República, en el entendimiento de que es sobre la ley donde deben jugarse los principios de la democracia. Que si bien a veces la fuerza resulta inescapable, también es la gloria de la paz la que permite que esa fuerza sea coronada”.
Al pensar en la sangre derramada por aquellos patriotas, comentó, pienso igualmente en las nuevas generaciones, que gracias a ellos, pueden conducirnos al futuro en paz y bienestar.
Honor al Héroe, dice la cinta de la corona que depositamos a los pies del Gigante. ¡Honor a Cuba!, concluyó Solís.
A continuación el historiador y periodista Armando Vargas Araya, quien ha desarrollado varias investigaciones acerca de los vínculos que unen a Cuba y Costa Rica, intervino con emotivas palabras rememorando el legado maceísta en la nación centroamericana.
Vargas finalizó su discurso con una cita de la canción Águilas de Libertad que aún entonan con “los ojos velados por las lágrimas” los viejos maestros rurales de Nicoya, colectividad que reconoce al Héroe como su Benemérito: La Mansión lanza el vuelo entusiasta/ el gesto de orgullo viril/ de Maceo, la fulminante espada/ y el civismo en llamas de José Martí./ Si algún día flaqueara la Patria,/en su ideal de justicia y de honor/ volveremos conciencia y mirada/ a Martí, el Apóstol; a Maceo, el León.