Sobre los derechos del cliente en las tiendas conocidas como TRD se pregunta esta vez Yanet Monteagudo Montes de Oca, del villaclareño municipio de Ranchuelo, quien espera que se cumplan las cláusulas de la garantía de su televisor.
En enero del actual año compró un equipo marca Daewoo, de 32 pulgadas, con la tarjeta magnética de una amistad. Para su pesar, el 20 de agosto dejó de funcionar, por lo que al día siguiente lo entregó en la tienda.
A mediados de septiembre, en el taller de Santa Clara le comunicaron lo mismo que a otros lectores con casos tramitados o publicados en la prensa: que el equipo no tenía arreglo y debían cambiárselo por otro o devolverle el dinero.
Expresa que llevó la documentación emitida por el taller en el establecimiento Siglo XX y la representante comercial le informó que no podían hacerle un cambio porque no tenían televisores y que la filial Financiera del Ministerio de Comercio Exterior, Fincimex podía tardar entre 15 días y hasta dos meses para la devolución del efectivo.
Transcurrido el tiempo máximo Yanet indagó en esa última entidad por su gestión y la explicación fue que no tenían sus papeles. Acudió nuevamente a la especialista de la tienda, quien responsabilizó a la cajera, que estaba de vacaciones. La suplente buscó y concluyeron que faltaban los documentos.
En su carta plantea que pasados unos días la comercial contactó con ella y le manifestó que no habían enviado los papeles porque pensaban que Yanet no conocía a la dueña de la tarjeta y podía perder el dinero.
Al final de su misiva la remitente se cuestiona cuál podría ser la duda de la empleada, si entregó los documentos con el conocimiento de que el dinero sería devuelto a la tarjeta. Más bien, con duda quedaría ella, de que si no va a la tienda, a dónde iría su capital.
¿Cuándo podré comprar un nuevo televisor si los trámites no están iniciados?, pregunta. La garantía que dan al momento de la compra dice que cuando demoran, la tienda presta un equipo, cosa que no es cierta. Entonces, ¿qué derechos tenemos los clientes?
Y nosotros vamos un poco más allá. La cantidad de casos de este tipo, algunos de los cuales han llegado a las páginas de varios periódicos, necesita una valoración y respuesta contundente, porque la solución no puede ser que las personas dejen de utilizar las tarjetas.