La Doctora en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de La Habana, Rosa Miriam Elizalde, consideró este miércoles que la gestión mediática cubana tiene la responsabilidad de generar al mismo tiempo ciudadanía y soberanía nacional.
Sus palabras se dejaron escuchar en el panel Revolución digital y derecho de acceso. Nuevos horizontes para la política de telecomunicaciones, celebrado en el ámbito del VIII Encuentro Internacional de Investigadores y Estudiosos de la Información y la Comunicación (Icom 2015), que acontece en el Palacio de Convenciones de La Habana.
Rosa Miriam, periodista y editora del sitio digital Cubadebate, recordó que los medios cubanos han convocado históricamente a defender las conquistas de la Revolución, como contraposición a las estrategias comunicativas de Estados Unidos dirigidas a subvertir el régimen nacional.
Ese enfrentamiento tiene lugar hoy en ausencia de una Ley de Prensa, y en un escenario marcado por la aparición de medios privados (sobre todo digitales) que intentan consolidarse como monopolios y oponerse a la llamada estatalización de los medios de comunicación de la isla, señaló más adelante.
“En Cuba la gestión de comunicación basada en los viejos Mass Media ha entrado en paradoja con el nuevo escenario tecnológico. Y esa falla pretende ser utilizada por el Gobierno de Estados Unidos para derribar a la Revolución”, explicó Elizalde antes de asegurar que el país del norte ha profundizado los mecanismos para la expansión en Cuba de su diapasón simbólico.
Los fondos estadounidenses que antes nutrían la radio, la televisión y los periódicos enemigos tradicionales, ahora se direccionan por distintas vías hacia el ámbito web, sostuvo la académica; un fenómeno que transcurre mientras el presupuesto y los modos de hacer de los medios nacionales no han cambiado sustancialmente y sufren una importante desprofesionalización.
En la actualidad, dijo Elizalde, no existen medios públicos locales en más de la mitad del país, pero los reproductores de video se hacen cada vez más presentes y los contenidos que se visionan no se producen en Cuba por lo general. La industria cultural estadounidense posee indicadores altos dentro de ese consumo, detalló.
“Las empresas mediáticas privadas desean establecerse paulatinamente como empresas económicas. Se van fortaleciendo y no poseen regulaciones”, enfatizó la panelista, citando como ejemplo operaciones como la del llamado Paquete Semanal.
Luego afirmó que deben establecerse las distancias entre lo público y lo estatal dentro del sistema de comunicación del país, pero que ambas dimensiones han de oponerse a lo privado. “El mayor peligro para la gestión mediática en Cuba tiene que ver con la gestión de lo público. Los medios tienen la responsabilidad de generar ciudadanía y soberanía nacional”, sentenció.
En ese sentido indicó que los mayores retos son políticos y no tecnológicos. “Hay capacidades para multiplicar los valores del sistema socialista cubano, pero deben facilitarse las necesidades sociales desde perspectivas críticas. La idea pudiera ser gestionar medios públicos desde la gestión de comunicación popular”, concluyó.