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Roberto y César, dos “cocodrilos” del ciclismo

César Rodríguez y su padre Roberto Rodríguez, dos cocodrilos del ciclismo. Foto: Calixto N. Llanes
César Rodríguez y su padre Roberto Rodríguez, dos cocodrilos del ciclismo. Foto: Calixto N. Llanes

 

Soroa.— En la década del 80 del siglo pasado, el ciclismo cubano de ruta conoció de un coequipero excelente, Roberto Rodríguez, al que todos conocían cariñosamente como “cocodrilo”. Treinta años más tarde, el ciclismo de montaña, y el Titan Tropic Cuba, disfruta de la actuación de otro “cocodrilo”, su hijo César Rodríguez, líder sub 23 de la carrera hasta la segunda etapa.

El aliento y los consejos de su padre llegaron desde el inicio de la competencia. En su época de pedalista no existía un evento como este, “sino hubiera estado aquí y luchando un puesto en el podio”, señala risueño uno de los escuderos que tuvo el gran Eduardo Alonso, seis veces campeón de las Vueltas a Cuba, y a quien pudo saludar en la Plazas de Armas, durante el acto inaugural de este lid.

Pero el “Cocodrilo” mayor de la familia no deja de hablar un minuto de su hijo, campeón de mountain bike de Cuba en el 2015, y que rueda también como rutero en varias lides nacionales e internacionales con la selección principal. “Siempre le digo que lo más importante es entrenar, ser disciplinado y ambicioso para ganar”.

Para el subcampeón de la XXI Vuelta a Cuba (1987), varias veces en podios de etapa y entre los diez primeros de la clasificación general del principal giro antillano, la motivación de su hijo por este tipo de ciclismo va acompañado del mismo valor y coraje con el que pedaleaba en su época.

Tras llegar a Soroa, con el liderato de la sub 23 en la primera versión del Titan Tropic Cuba, el más joven de la escuadra nacional recordó las palabras de su padre en la arrancada: “tienes que ser fuerte para quedar entre los diez. Al principio no pensé que podía, pero ahora veo que si es posible y voy a seguir su consejo”.

Sobre estos dos primeros segmentos, César reconoce que han sido muy duros, “al faltarnos experiencia para competir en estas carreras y contar con bicicletas de última tecnología solo unos días antes de iniciarse la carrera, lo cual es siempre una desventaja”, apuntó.

Tras un primer día insatisfecho con su resultado —séptimo a más de 16 minutos del líder colombiano Diego Tamayo—, este lunes se propuso mejorar y lo consiguió. “Aguanté con los de adelante hasta que faltando unos 10 kilómetros para el final aumentaron el ritmo y me soltaron del grupo de los escapados”, confesó.

“Pienso sentirme mejor para la tercera etapa y tener piernas para mantener la ubicación que tengo. Son impresionantes los baches, los vaivenes, el fango, y los huecos, pero llegaré hasta el final, puedes estar seguro”, comentó antes de pasar a quitarse el barro que tenía en su rostro y pedir tomar un poco de agua tras casi tres horas de duro pedaleo.

A quienes lo conocimos como corredor nos vino la mente el “cocodrilo” mayor, el padre, de una nobleza extrema con la prensa y guerrero a muerte en sprints y ascensos. Su hijo, el “cocodrilo” menor, lo imita hoy en un recorrido muy diferente, del que espera salir victorioso y solo “morder” más de una victoria.

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