El 2015 fue un año significativo para la salud y las instituciones sanitarias nuestras. El camino comenzó con el reconocimiento a nivel mundial de la eliminación de la transmisión madre a hijo del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y la sífilis congénita, justamente tres décadas después de que se definiera el primer caso diagnosticado en el país.
El Programa Nacional de Prevención y Control de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y el VIH/sida, que impulsó desde el inicio el Ministerio de Salud Pública (MINSAP), ha logrado que hoy esta enfermedad no sea sinónimo de miedo y muerte inmediata, y que las personas que la padecen puedan vivir mucho más.
De acuerdo con la doctora María Isela Lantero, jefa del Departamento del Programa Nacional de Prevención y Control de ITS y el VIH/sida, del MINSAP, “el país ha ido transitando por diferentes épocas, y lejos de abandonar las primeras visiones las hemos fortalecido con varias acciones que se tuvieron respecto a la epidemia.
“Después de muchos años de lucha el enfoque se ha complementado con la construcción de servicios de consejería, acciones educativas, la preparación de promotores pertenecientes a los grupos claves de vulnerabilidad y las diversas campañas que desarrollamos de conjunto con las Naciones Unidas”.
Las estadísticas se mantienen estables, y el grupo de mayor riesgo es el de los jóvenes que están entre 20 y 29 años, aunque aclaró que se diagnostican hombres y mujeres de todas las edades. “Hasta la fecha se han detectado 23 mil 800 personas portadoras del virus, ha fallecido el 17 % de estas, y estamos trabajando con un universo de alrededor de 18 mil 800 viviendo con VIH”, dijo la doctora.
Los hombres, y dentro de estos los que tienen sexo con otros hombres (HSH), constituyen el grupo más vulnerable a la infección en Cuba.
¿Cómo llegamos a cero?
La mirada global al VIH/sida se enfoca a considerarlo como una enfermedad transmisible, aún sin cura, pero controlable con un grupo de medidas. “Las personas que padecen VIH y reciben los beneficios de estas acciones pueden mantenerse con vida mucho tiempo sin complicaciones, ni llegar a desarrollar la enfermedad, pero con un elemento muy importante, tanto desde el punto de vista individual como de la comunidad: el conocimiento de su carga viral”, puntualizó la especialista Lantero.
El activismo actual en el mundo va encaminado a concientizar a las personas sobre la necesidad de que conozcan su identidad serológica con respecto al VIH, “porque conocerla implica el primer paso para poder acceder a este grupo de oportunidades que ofrece el sistema nacional de salud y el país en general, como son vincularse a la atención, recibir cuidados integrales, educación y tratamiento si lo requiere, así como mantener su carga viral con bajos niveles y probados beneficios para su salud y para la comunidad”.
Pero, ¿cuán vigentes están aquellas primeras acciones que con enfoque de salud van dirigidas a conocer a las personas con dicha enfermedad para poder atenderlos, a la par de ir educando a la población?
Cuba ha demostrado que con sus estrategias es posible mantener grandes segmentos de la población libres del VIH. Respecto a las personas infectadas, la respuesta fue cuidarlas a través de centros médicos, los cuales han alcanzado un valor histórico importante. De ellos nacieron las semillas de las comunidades involucradas, lo que se resume actualmente en una atención integrada al sistema de salud; no es vertical, sino insertada además en el programa de la medicina familiar. Otro logro ha sido la venta de los medicamentos en la red de farmacias y la fuerte campaña con los HSH.
“Considero que es el momento de poder trabajar con mayor enfoque en los lugares más afectados por la epidemia: 45 municipios del país, dentro de los cuales hay 26 que son considerados como zonas más sensibles; allí debemos reforzar la vigilancia.
“Mucho nos queda por hacer para tener generaciones libres de VIH, y demostrar que es posible que la enfermedad deje de constituir un problema de salud.
“Para el año 2020 pensamos cumplir las metas 90-90-90. Objetivos que buscan que el 90 % de los enfermos conozcan su diagnóstico, garantizar el acceso a medicamentos al 90 % de las personas infectadas e incrementar al 90 % la proporción de personas con una carga viral mínima, que impida la transmisión”, explicó la galena.
Por estos días la cifra se acerca bastante a lo ideal, como es el caso de tener un 85 % de los pacientes con acceso a los tratamientos médicos y un 47 % de la supresión de la actividad viral en sangre.
Hoy la situación epidemiológica está controlada gracias al programa y la respuesta nacional a la epidemia, los servicios de consejería y movimientos como el Hazte la prueba, mediante el cual se acerca el diagnóstico a la comunidad en busca de detectar precozmente la enfermedad, así como a sitios de socialización donde se concentran los grupos más vulnerables.
La doctora refirió que también se afianzan las estrategias hacia la juventud, que se hagan la prueba regularmente. “Nos queda incentivar la participación de los sectores sociales a nivel nacional, maximizar los beneficios de los tratamientos de las personas ya diagnosticadas, así como trabajar más con la línea de apoyo de adolescentes y jóvenes”.
El primero de diciembre cerrará la jornada de lucha contra el VIH/sida con la tradicional gala y la entrega nacional de los Premios Esperanza a las instituciones, personalidades, promotores de salud o voluntarios que colaboran de manera altruista en la respuesta a la enfermedad.
Será un día más para tomar como objetivo la prevención, y concientizar sobre los riesgos, los miedos y las decisiones que nos lleven a luchar contra la terrible epidemia.