Si miras cuidadosamente el borde marítimo de la península arábiga verás que, adentrándose hacia el Golfo Pérsico, le crece un pétalo. Es Catar, una lengua de tierra desértica de más 11 mil 500 kilómetros cuadrados que durante siglos fue habitada, entre otros, por beduinos nómadas. Hoy es una de las naciones más prósperas del mundo.
Solo el 20 % de sus más de 2 millones de habitantes es catarí. El resto son trabajadores, llegados mayormente desde la India, Irán y varios países del norte de África. El árabe es el idioma oficial, aunque el inglés está bastante difundido. Existen además unos 10 mil hispanohablantes.
La educación es obligatoria y gratuita para los residentes de 6 a 16 años de edad, lo que ha contribuido a que el país tenga una cifra de alfabetización cada vez más alta. Casi todos los ciudadanos son musulmanes sunitas o chiitas, y entre los inmigrantes coexisten pacíficamente cristianos, hinduistas, budistas y bahá’ís.
De vez en vez, entre las áridas planicies, a la sombra de una “sombrilla espinosa” (umbrela thorn, especie de acacia frondosa que crece por esos lares) aparece un criador o entrenador de camellos, animal muy empleado en la región para carreras deportivas.
Allí, donde solo el 1 % de la tierra es cultivable, la vida dio un vuelco total en la primera mitad del pasado siglo, justo cuando fueron descubiertos yacimientos de petróleo y gas, recursos que han convertido a Catar en una de las naciones de mayor producto interno bruto del mundo.
Dukhan fue precisamente el lugar de los primeros hallazgos. Los barriles de petróleo comenzaron a ser exportados desde allí a finales de 1949. Fue entonces que comenzaron a crecer los asentamientos en esta región, al oeste de la península.
En ese lugar, en medio del desierto, a 74 kilómetros de Doha, la capital catarí , se ha levantado el Hospital Cubano. Su estándar de calidad ha sido reconocido por la Comisión Conjunta Internacional (JCI, por sus siglas en inglés) y la pasada semana recibió en Orlando World Center Marriott, Estados Unidos, el Premio Press Ganey, que otorga la Base Nacional de Indicadores de Calidad de Enfermería (NDNQI, también por sus siglas en inglés).
El Press Ganey se concede en siete modalidades. La de enfermería evalúa 17 indicadores, entre los cuales destacan los resultados en la atención a dolencias específicas y la reducción del sufrimiento que estas producen a los pacientes.
Se trata del único hospital en el mundo donde todo el personal de salud es cubano. Son 473 colaboradores (médicos generales, especialistas, enfermeros, técnicos y farmacéuticos). La administración corre a cuenta de Hamad Medical Corporation (HMC), que además tiene a su cargo otros centros médicos de Catar.
“El Hospital Cubano ha logrado el alto nivel que tienen algunos en Estados Unidos y en otras partes del mundo”, explicó a Trabajadores Phil Lowen, director ejecutivo de HMC, quien por estos días visita La Habana e integra la comisión que evalúa al personal de salud que reemplazará a quienes concluyen su misión luego de dos o tres años de trabajo.
“Este resultado confirma la visión del entonces Emir de Catar, Jeque Hamad Bin Khalifa Al-Thani y de Fidel Castro, dice. De ellos nació la idea de combinar la excelencia en los servicios médicos cubanos con la alta tecnología en materia de salud”.
“Comenzó a construirse en el 2007 y se terminó en el 2010, asegura Mohamed Amer Al-Marri, director ejecutivo de HMC que atiende los recursos humanos. Desde su apertura, ha triplicado la cantidad de pacientes atendidos previstos. El mayor reto no está en los conocimientos profesionales, sino en lo referente al dominio del idioma y al uso de las tecnologías de la informática aplicadas a la salud”.
“El cuidado de salud debe crecer proporcionalmente al desarrollo previsto para los próximos años en este país, advierte Lowen. A propósito de la Copa Mundial de Futbol del 2022, cuya sede fue otorgada a Catar, existen proyectos de infraestructura con inversiones estimadas en unos 100 mil millones de dólares.
“En ese contexto sabemos que el actual emir, Jeque Tamim bin Hamad Al Zani, ha mostrado interés por el desarrollo que en materia de biotecnología y producción de medicamentos ha alcanzado Cuba. En Catar usamos, por ejemplo, el Heberprot-B y se evalúan otros resultados”.
“El nuestro es un hospital general con 75 camas de ingreso, contó en exclusiva Héctor Roche, director ejecutivo de enfermería del centro médico, y a pesar de las diferencias culturales, los cubanos hemos conseguido convertir a los cataríes en nuestra otra gran familia”.