El significado y la trascendencia histórica de la Operación Carlota, hace 40 años en la República Popular de Angola, fue recordado en la mañana de este jueves con un acto político-cultural y parada militar presidido por Miguel Díaz Canel Bermúdez, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros y miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba.
La conmemoración tuvo lugar en áreas Monumento al esclavo rebelde, en la provincia de Matanzas, donde también se encontraban presentes Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular; el general de cuerpo de ejército Alvaro López Miera, viceministro primero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y jefe del Estado Mayor General, así como dirigentes políticos, jefes militares y familiares de los caídos en misiones internacionalistas, entre otros invitados.
Ofrendas florales en nombre del líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, del general de ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros y del pueblo de Cuba, fueron depositadas al pie del mausoleo en los predios del antiguo ingenio Triunvirato donde hace 172 años aconteció una memorable sublevación liderada, entre otros, por la esclava Carlota.
En las palabras centrales del acto, el general de cuerpo de ejército Ramón Espinosa Martín, viceministro de las FAR y Héroe de la República de Cuba, recordó que a mediados de octubre 1975 tropas regulares de Zaire, fuerzas mercenarias reforzadas con armamentos pesado y tropas sudafricanas avanzaban rápidamente por el territorio angolano con el objetivo de ocupar Luanda, la capital del país, antes de la proclamación de la independencia.
A petición del Movimiento para la Liberación de Angola y su líder histórico Agostinho Neto, expresó, nuestro Partido y Gobierno, encabezados por el Comandante en Jefe decidieron de forma soberana el envío de tropas regulares de las FAR y el Ministerio del Interior hacia Angola para enfrentar la agresión del Apartheid. Comenzó así la Operación Carlota, precisó Espinosa Martín.
Aquella epopeya -subrayó- constituye la más prolongada, masiva y exitosa campaña militar internacionalista cubana y una extraordinaria hazaña de nuestro pueblo muy especialmente de los combatientes de la Reserva y de las decenas de miles de jóvenes del Servicio Militar Activo. El nombre de esa gesta es, a la vez, símbolo y homenaje a los cientos de esclavos que perecieron en combate o fueron ejecutados durante las primeras ejecuciones.
Los combatientes de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola dieron de patriotismo y valentía, estuvieron a la altura del momento que les tocó vivir, fueron ejemplo en el combate, solidarios y valerosos en los campos de batalla donde ratificaron el compromiso con la justa causa de su pueblo, señaló en su discurso.
Más adelante expresó que “en este aniversario 40 queremos a nombre de todos los cubanos trasmitir un especial reconocimiento a los familiares de nuestros internacionalistas quienes con singular estoicismo soportaron la ausencia e infundieron ánimo a cada combatiente. Ejemplo cimero son las madres, hijos, hermanos, cónyuges de nuestros hermanos caídos”
El general Cándido Van Dunen, ministro de antiguos combatientes y veteranos de la República Popular de Angola, al frente de una delegación de esa nación, ponderó que si en el pasado Cuba fue el baluarte de la formación de los dirigentes angolanos en las más diversas ramas del saber y de apoyo con sus técnicos en los campos de la salud, educación y la construcción civil, hoy esta necesidad aún se hace sentir para el continuado desarrollo de nuestro país.
Agregó que por esa razón nada ni nadie podrá afectar el normal desarrollo de nuestras relaciones porque constituyen motivo de orgullo y fuente de inspiración patriótica para la educación de la juventud y las futuras generaciones de ambos pueblos.
Al inicio del acto, el coronel de la Reserva Emir Ávila Valdivia, participante en varias acciones combativas en Angola, habló en nombre de los más de 300 mil combatientes que cumplieron deberes internacionalistas en la misiones militares fuera de las fronteras cubanas y afirmó que la tarea cumplida en esa nación significó para él «una escuela forjadora del carácter, la disciplina, el tesón, el cumplimiento del deber que no solo me preparó desde el punto de vista militar, sino que elevó mi nivel de preparación política como revolucionario».
