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Leonor: una obra de infinito amor

Leonor Somonte Fernández, joya de la pedagogía cubana. Foto: René Pérez Massola
Leonor Somonte Fernández, joya de la pedagogía cubana. Foto: René Pérez Massola

 

Una mujer multifacética nombrada Leonor ha vivido apegada más de medio siglo a una obra de infinito amor.

Tan intenso es su arraigo al magisterio que por las noches les escribía cartas llenas de ternura, de amor de madre, a los estudiantes más difíciles, de la Escuela Secundaria Básica Urbana Felipe Poey Aloy, en la provincia de Ciego de Ávila, de la cual fue su directora fundadora hace cinco décadas.

Durante este tiempo, la maestra que le impartió clases a los barbudos del Ejército Rebelde en la campaña de alfabetización, en el cuartel del poblado de Pina, atesoró múltiples lauros en su único centro laboral, tales como los de educadora Vanguardia Nacional, Premio Especial del Ministerio de Educación, Distinción por la Utilidad de la Virtud, Réplica del Machete de Simón Reyes, Hija Ilustre del municipio de Ciro Redondo, Joya de la Pedagogía…

Ahora la Master en Ciencias de la Educación sigue saneando lagunas en las matemáticas desde el aula en que se ha convertido su modesta vivienda y sin cobrar un centavo a cambio, a pesar de que los honorarios de la jubilación no les alcanzan para enfrentar la vida.

Quien ostenta la condición de Maestra Tiza de Oro, continúa dándole mayores dimensiones a los valores humanos en calidad de escritora, para desdibujar con el verbo hacer ingratos recuerdos de tiempos antes de 1959, cuando fue discriminada por ser pobre, mujer, guajira y negra.

Ella escribe tarde en la noche y se siente acompañada, aunque ya no está Emilio, su compañero de muchos años, ni sus hijas Ana Isabel y Alina porque cumplen misiones fuera del terruño en el sector de las ciencias.

El legado de José Martí la inspira a escribir para los niños. Los tesoros de papel de la creadora son los libros titulados: En el azul del árbol y Un recado de Sol, en los géneros de poesía y cuento, publicados por Ediciones Ávila en los años 2001 y 2007, respectivamente.

“Martí siempre ayuda y convence, por eso las clases de Matemática las vinculo con el pensamiento de nuestro insigne maestro, porque esta ciencia es también poesía. El Apóstol dijo que el lenguaje ha de ser matemático, geométrico, escultórico, ideas que yo cumplo al pie de la letra y de los números en mis clases”.

Recientemente se dirigía con nuevas obras hacia el Encuentro Debate de Talleres Literarios, a quien hemos calificado los periodistas como La joya de ébano, La maestra de la virtud, La poetisa sensible…, así es Leonor Somonte Fernández.

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