El Comité Militar de la provincia de Las Tunas rindió cuentas a la Central de Trabajadores de Cuba en el territorio, sobre los destinos de los aportes financieros que hacen sus afiliados para contribuir a la defensa de la Patria.
En el pleno del Comité Provincial de la organización obrera se supo que ese dinero es utilizado en el pago de salarios, vestuario y alimentación en el período de movilización de reservistas y milicianos, a tenor con los programas de preparación anual, de los cuales más de 600 han pasado escuelas en lo que va de año, en cursos que duran entre 23 y 25 días.
La misma fuente de ingresos sirve para costear los entrenamientos de cuadros y dirigentes que asumen responsabilidades en los consejos de defensa municipales; y los gastos que implican la formación de las comisiones de reclutamiento, en torno a la adquisición de útiles de oficina y alimentación, principalmente.
De igual forma, el aporte monetario sirve para financiar labores de reparación de la base material de estudio, fundamentalmente de los polígonos de entrenamiento existentes en los ocho municipios, los que tienen planificados cuatro mantenimientos anualmente.
También, las actividades de la Defensa Civil relacionadas con los centros para la disminución de riesgos y vulnerabilidades reciben parte de estas finanzas, que sufragan gastos en la construcción de obras protectoras contra huracanes y de reservorios, cuya materialización responde a los planes de tiempo de guerra.
Esas entregas sostienen una tradición patriótica, cuyos orígenes se remontan a un principio martiano, que estimuló las colectas entre los tabaqueros cubanos emigrados en Tampa, Cayo Hueso y La Florida, quienes dieron sus aportes monetarios con el propósito de ayudar al avituallamiento de las tropas mambisas que participaron en la Guerra del 95.
