¿Cómo despertar con creatividad la sensibilidad de los alumnos por la historia Patria?, ¿de qué manera incentivar en ellos valores como el patriotismo y el humanismo?, ¿qué métodos y experiencias educativas pueden ponerse en práctica para fomentar el sentimiento de lo cubano, de lo nacional?
Inspirado por esta y otras interrogantes, y teniendo como base la necesidad de que los educadores estén cada vez más preparados, con herramientas didácticas y pedagógicas que se correspondan con las circunstancias actuales, el Ministerio de Educación (MINED) pone en práctica —desde octubre y hasta julio venidero— un curso de superación en Historia y Cultura Cubanas.
La máster Miriam Egea, directora de Marxismo-Leninismo e Historia del MINED, departamento que asume la responsabilidad de la tarea, explicó a Trabajadores que en un primer momento participará “una avanzada”, es decir, los maestros del segundo ciclo de la educación primaria, y los profesores de otras enseñanzas de Educación Cívica, Historia, Cultura Política, Preparación para la Defensa, así como cuadros y funcionarios desde el organismo central hasta el nivel de municipio.
Para ello se llevó a cabo una superación concentrada, dirigida a quienes estarán al frente de este quehacer en las provincias, con la dirección del doctor Eduardo Torres Cuevas, presidente de la Academia de la Historia de Cuba, quien conducirá en la primera etapa un ciclo de conferencias sobre la colonia.
Estas abordarán la construcción y la consolidación de la sociedad criolla (1510-1808); los orígenes del pensamiento de la liberación cubana (18081867) y el pensamiento y práctica de la liberación cubana (1868-1898); todo ello basado en el curso de Universidad para todos Cuba, el sueño de lo posible.
En la preparación de los coordinadores provinciales del curso también intervinieron con sus aportes Eusebio Leal Spengler, historiador de la Ciudad de La Habana; René González Barrios, presidente del Instituto de Historia de Cuba; Pedro Pablo Rodríguez, investigador del Centro de Estudios Martianos; Helmo Hernández, presidente de la comisión de Educación, Ciencia y Cultura de la Uneac; Graziella Pogolotti, presidenta de la Fundación Alejo Carpentier; Horacio Díaz Pendás, Manuel Romero Ramudo y Roberto Gómez, asesores del MINED.
El conocimiento de la historia y la cultura cubanas es un componente esencial en la preparación de los maestros, profesores y cuadros de dirección.
Los participantes en el concentrado —comentó Miriam— tuvieron la oportunidad, además, de visitar los museos del Centro Histórico de la Ciudad, y compartir con especialistas de esas instituciones.
De manera general, el curso tendrá dos frecuencias mensuales, de tres horas cada una. En cada encuentro se visualizarán dos conferencias del doctor Torres Cuevas y, con posterioridad, se realizarán debates con un profesor guía. No se excluye la posibilidad de invitar a prestigiosos especialistas de los territorios.
Señaló que este empeño (no se hace por vez primera) se efectuará ahora con más alcance, teniendo en cuenta el nuevo escenario en que vivimos, y la necesidad de profundizar en el estudio de nuestras raíces, de lo cubano, de las luchas por la independencia, la soberanía y la justicia social, todo lo cual debe contribuir a la elevación de la preparación de maestros y profesores para llevar adelante su labor educativa.
Espacios de comunicación e intercambios
La preparación abarcará a cientos de miles de maestros de todos los subsistemas del MINED. “Esto nos va a permitir —señaló— que cada uno de ellos, y también nuestros cuadros, estén en mejores condiciones en el plano del conocimiento y, a su vez, de la sensibilidad respecto a cuánto más se puede avanzar para elevar la calidad del proceso de enseñanza y aprendizaje.
“El objetivo es ampliar el horizonte cultural —no solo de los profesores que imparten las especialidades de Humanidades, incluida Historia— de los educadores, quienes deben ser capaces de profundizar, explicar y orientar acerca de cuál es el camino, en aras de continuar defendiendo nuestro proyecto de justicia social.
“Eso solo lo podemos lograr —señaló Miriam Egea— si tenemos el conocimiento, si estamos convencidos de que esta es la ruta y no otra, si bebemos en la historia de la nación para entender de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos.
“El curso puede satisfacer tales expectativas, mediante la creatividad que pueda desarrollarse en los lugares, incluso hemos sido llamados a emplear diversos medios de enseñanza y revelar cómo desde las diversas manifestaciones artísticas se nutren las esencias de la patria.
“En el sistema de conferencias se apreciará la presencia de la poesía, la música, documentos, mapas, fotos, obras de la plástica, lugares históricos y otros medios que, integrados a las explicaciones de los profesores, forman parte del mensaje a comunicar.
“En el desarrollo de las sesiones de trabajo, con la flexibilidad que deberá caracterizar estas actividades docentes, se ha recomendado vincular, cuando corresponda, el contenido de las conferencias con la historia y cultura de la localidad y con el pensamiento de José Martí.
“Cada espacio debe favorecer la comunicación, el intercambio, a partir de la reflexión que cada cual interiorice una vez que haya observado las conferencias, leído los materiales, compartido con un especialista, o visitado un determinado museo que, quizás, hasta esos momentos no lo haya podido hacer”.
En el caso de los noveles docentes, por ejemplo, aquellos formados como profesores generales integrales (PGI), que en la actualidad se han habilitado para impartir asignaturas de un área del conocimiento, esta superación resultará fundamental.
Esta superación se realizará ahora con más alcance, teniendo en cuenta el nuevo escenario en que vivimos, y la necesidad de profundizar en el estudio de nuestras raíces, de lo cubano, de las luchas por la independencia, la soberanía y la justicia social.
Lo será para todos, sin distinción de edad o de experiencia, porque el objetivo es cuánto más puedo aprender, y cuánto más puedo aportar a otros que no tienen esos saberes o vivencias. Por supuesto, los más jóvenes van a tener la oportunidad de poder compartir en esos escenarios con personas que les van a brindar sus experiencias y sus conocimientos.
Este será un espacio más de superación, de enriquecimiento espiritual. La concepción sistémica del curso permitirá orientar determinados materiales; no obstante, cualquier profesor o miembro del colectivo puede llegar con una experiencia individual y aportarla, o un investigador del territorio presentar algunos resultados de estudios. De eso se trata, de sociabilizar y compartir.