El encuentro igualmente recordó los 30 años de Teatro Buendía, emblema de las tablas cubanas en la contemporaneidad bajo la conducción de Flora Lauten; y permitió corroborar la solidez del movimiento teatral en esta región del orbe, gracias a la presencia en La Habana de algunas de sus más prestigiosas compañías con programas que ganaron palmas de los espectadores.
Entre esas representaciones estuvo, en la sala Adolfo Llauradó, Mundo Cruel, pieza basada en algunos de los cuentos del escritor Luis Negrón (Guayama, Puerto Rico, 1970), recogidos en el libro homónimo publicado por primera vez en el 2010, y que desde entonces ha visto cinco ediciones en lengua española. Al éxito de crítica y de público de este volumen le acompaña ahora su escenificación a cargo de los actores Gil René Rodríguez y Gabriel Leyva, quienes logran trasladar al teatro varias historias “centelleantes” sobre experiencias homosexuales en el barrio de Santurce, en San Juan, el más poblado de todo Puerto Rico.
La adaptación y puesta en escena, a cargo de Gil René, no solo incluye la narración de los cuentos sino que también tiene una música que Negrón emocionadamente tildó de “bachata broadway”.
Otro de los espectáculos agradecidos, también programado en la sala Llauradó —donde la atención a la prensa acreditada fue deplorable y agresiva en esta función— lo constituyó Villa, de Teatro Playa, de Chile, bajo la dirección y dramaturgia de Guillermo Calderón, quien logró exponer con cierta dosis de refinado humor los divergentes criterios de tres mujeres que debaten alternativas para remodelar Villa Grimaldi, el principal centro de tortura y exterminio de la dictadura de Pinochet; discurso que trasciende entre desencuentros, adversidades y memorias críticas en torno a una época angustiosa que marcó la conciencia del pueblo chileno.
Con el resonante éxito que conmovió las tablas de la capital durante su estreno mundial el pasado mes de mayo, la representación de Mecánica como parte de la agenda oficial del 16 Festival de Teatro de La Habana se mantuvo entre las opciones preferidas por el público que abarrotó la sala Argos Teatro para disfrutar de una obra que ha dejado sus huellas en la escena nacional, gracias a la excepcional combinación del quehacer de dos importantes figuras: el prestigioso dramaturgo y crítico Abel González Melo, quien escribió la pieza especialmente para esa compañía, y su director artístico y general, Carlos Celdrán, reconocida figura que también tuvo a su cargo la dirección general del Festival.
Otros muchos espectáculos quedaron en la memoria, entre ellos La extranjera, del grupo colombiano MI compañía. Se trata de un unipersonal presentado en la sala Hubert de Blanck por la actriz de origen cubano Mérida Urquía, cuyo monólogo aborda las disímiles circunstancias existenciales del emigrante, tales como el desarraigo, la soledad, el miedo, y la reconstrucción de la vida, entre otras adversidades que de algún modo constituyen parte de su propia experiencia.
Para los más pequeños, el Guiñol abrió sus puertas al multipremiado grupo español Ultramarinos de Lucas (Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud), el cual los hizo disfrutar de una versión del clásico Pinocho (Pinocchio), marioneta de madera protagonista del libro Las aventuras de Pinocho, cuento que hizo famoso a su autor, el periodista y escritor italiano Carlo Collodi (Carlo Lorenzini, Florencia, 1826-id. 1890).
La puesta, dirigida por Jorge Padín, es muy fiel a la obra original.