Durante más de medio siglo el Gobierno de Estados Unidos nos ha visualizado como una nación pequeña dentro de un círculo que nos rodea bloqueándonos, pero subvaloró la capacidad de los cubanos de crecerse ante la adversidad y de conquistar el NO de todos los pueblos del mundo al cerco económico con que han tratado inútilmente de asfixiarnos
Encerrada en esa figura geométrica que no permite un solo punto de escape es la imagen más gráfica de la situación a que ha estado sometida Cuba, durante más de medio siglo, bajo la compleja urdimbre de leyes que a manera de tela de araña conforman el bloqueo de Estados Unidos. Este ha sido y continúa siendo, como reiteró el Presidente cubano recientemente en la ONU, el principal obstáculo para el desarrollo económico de nuestro país, afecta a otras naciones por su alcance extraterritorial y continúa perjudicando los intereses de los ciudadanos y las compañías estadounidenses.
Pero dentro de ese anillo apretado hemos seguido adelante con nuestro proyecto social, no sin dificultades y tropiezos. El reconocimiento de esa decisión de resistir y vencer es la que ha llevado a la inmensa mayoría de los Estados miembros de las Naciones Unidas a demandar que se ponga fin al bloqueo.
Cuando se someta este martes una vez más a su consideración el informe de Cuba sobre sobre la Resolución 69/5 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, titulada “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba” ¿Qué pasará?
Es fácil imaginar la votación: nuevamente un NO rotundo al bloqueo. No será nada nuevo, baste decir que durante los últimos 15 años más del 90% de las naciones del mundo han rechazado esa genocida política.
¿Y qué hará Estados Unidos? Su presidente reconoció desde diciembre pasado en que se anunció el inicio del proceso de restablecimiento de relaciones con la Mayor de las Antillas, que es una política fracasada, y se comprometió a involucrarse en un debate con el Congreso para ponerle fin. Pero independientemente de la actuación del Congreso que tiene en sus manos la eliminación del bloqueo, el Presidente no ha hecho uso todavía de un conjunto de prerrogativas que están a su alcance que pueden ir contribuyendo a su desmontaje, puede hacer, si quiere, mucho más.
Entre ellas pueden mencionarse la autorización del uso del dólar estadounidense en las transacciones internacionales de Cuba; revertir la política de persecución financiera contra nuestro país; permitir las importaciones en Estados Unidos de servicios cubanos o productos que constituyen rubros exportables de la economía nacional; y autorizar las exportaciones directas a Cuba de productos estadounidenses, entre otras. Las medidas adoptadas por la Casa Blanca en los últimos meses, son limitadas y no abarcan cuestiones esenciales como las mencionadas.
El círculo persiste, los pueblos claman por romperlo, una nueva votación a favor de Cuba reflejará la voluntad del mundo de que la irreductible Patria de Martí quede libre de ataduras para proyectarse hacia el futuro. Seguiremos resistiendo y en ese empeño esta votación será una nueva victoria.