…Los cráneos están llenos de colores.
El hombre ama lo centelleante y
pintoresco.
José Martí1
“La juventud ha de ir a lo que nace, a crear, a levantar a los pueblos vírgenes, y no estarse pegada a las faldas de la ciudad como niñotes que no quieren dejarle a la madre el seno”2, palabras con las que José Martí definía —entre otros muchos conceptos y criterios expresados por él en diferentes momentos de su fecunda vida— el papel de los jóvenes en la sociedad. Con esa frase quiero presentar al bisoño y prolífico artífice de la plástica Francis Fernández Trujillo, quien ha llevado al solemne Memorial que perpetúa la memoria del Héroe Nacional una parte de su más reciente obra, exhibida allí bajo el título de Destellos de cubanidad, en ocasión del 20 de octubre, Día de la Cultura Nacional.
Ante estos cuadros, la mayoría de ellos realizados durante el 2015 —algunos especialmente concebidos para esta muestra—, el espectador podrá dialogar con disímiles discursos adscritos a un rico y abarcador realismo insular contemporáneo, recreado ante todo en la calidad y la cualidad de lo cubano, en nuestra forma de ser, de vivir, de pensar y de actuar.
Con su particularísimo sentido de la técnica y del color, amén de su capacidad de equilibrar las composiciones, Francis expone diferentes asuntos relacionados con la idiosincrasia y la cultura nacionales de manera tal que, en su amplia diversidad temática, trascienden fuertes destellos pictóricos, los cuales nos identifican con esa cubanidad que según el eminente etnólogo, antropólogo, jurista, arqueólogo y periodista Don Fernando Ortiz Fernández (La Habana, 1881- 1969) “no está en la sangre, ni en el papel ni en la habitación”, sino “es condición del alma, es complejo de sentimientos, ideas y actitudes…”3.
En este conjunto de piezas —técnicas mixtas, óleos, y acrílicos sobre lienzo y cartulina—; el joven creador graduado de la Academia de Bellas Artes San Alejandro (2004) ofrece una obra pletórica de eficacias que igualmente dejan constancia del sentido de lo bello, de la resuelta identificación del pintor con trascendentales valores de identidad que establecen fácil comunicación con el espectador.
Con absoluta libertad artística, en Destellos de cubanidad, él nos insta a disfrutar de una amplia diversidad temática: desde sentimientos y emociones sociales hasta determinados juicios, inquietudes y expresiones individuales, dispuestos de manera muy intimista, con ciertos toques líricos. Se trata de su visión e interpretación sobre personajes y situaciones extraídos del entorno en que vive el artista, suerte de fusión del dibujo académico, la abstracción y la figuración expresionista, a través de la cual logra una síntesis dramática del trazo y el uso minimalista del color, en cuadros de medianos y grandes formatos.
En estos trabajos generalmente contrapone el color y el uso de collages a dibujos con marcado simbolismo, en tanto otros emanan del impulso personal, al crear formas abstracto-figurativas inspiradas en algunos oficios y condiciones humanas, tales como la niñez, la juventud, la danza, el deporte, la agricultura, la maternidad, el mestizaje, la música auténticamente cubana y otras manifestaciones de la vida insular, entre las que sobresale la remembranza hacia la emblemática y universal personalidad del Apóstol. En muchas de las obras el dibujo, la figuración y la abstracción se rozan con frecuencia hasta hacer imprecisos sus límites.
Francis utiliza un lenguaje que pudiéramos calificar de “idiosincrásico”, compuesto de analogías, de cosas que, con sentido universal, tienen que ver con Cuba y con los cubanos, para de tal modo convocarnos a meditar sobre nuestra cubanidad, la cual principalmente es, según Don Fernando Ortiz, “la peculiar calidad de una cultura, la de Cuba”4.
1 José Martí, en El General Sheridan, periódico La Nación, Buenos Aires, 3 de octubre de 1888.
2 José Martí, Obras Completas, Tomo XII, página 263. Centro de Estudios Martianos. La Habana, 7 de noviembre de 2001.
3 Fernando Ortiz Fernández. Cubanidad y cubanía. Revista Islas, Santa Clara. VI, No. 2, enero-junio, 1964, páginas 91-96.
4 Ibídem
