Ángela de Mela es una atractiva y sensible cubana, cuya vida artística ha trascendido entre España —sobre todo mediante sus recurrentes viajes en las últimas dos décadas— y La Habana, donde vive muy cerca de las tórridas aguas del mar Caribe, en la barriada de Miramar. Allí continúa, casi en silencio, desarrollando su obra, infinita, humanística, memorable, para arribar a 45 años de entrega total en favor de la espiritualidad del hombre, “de trabajo ininterrumpido al servicio de la cultura de mi país”, tal como ha dicho.
A propósito del 20 de octubre, Día de la Cultura Cubana, dialogamos con esta emblemática mujer acreedora de la Distinción por la Cultura Nacional, en cuya trayectoria artística se resume buena parte de lo más noble de la política cultural de la Revolución, principalmente la referida a la prolífica década de los años 80 del pasado siglo, donde contribuyó a enfebrecer el movimiento por la masificación de la cultura. En tal sentido, su labor fue muy activa en la motivación popular por el hábito de la lectura y la creación literaria.
“Aquellos hechos…, aquellos años, hicieron de mí lo que hoy soy… Me refiero a los primeros movimientos de inclusión cultural, es decir a lo que ahora se conoce como masividad en la cultura. Fue un privilegio participar en la creación de la entonces Brigada Hermanos Saíz, hoy Asociación; en la fundación de las casas de Cultura, y en todos esos acontecimientos que me definieron y me dieron un posicionamiento de vida y de obra”, expresó la destacada poetisa, investigadora y especialista literaria.
Durante mucho tiempo ella igualmente llevó, de forma sistemática, comentarios y lecturas de textos a las fábricas de tabacos, a la manera tradicional de estos centros; mientras que fue también fundadora del Movimiento Nacional de Talleres Literarios y de los espacios culturales Ágape y Fe de Vida, del Arzobispado de La Habana; en tanto desempeñó el cargo de vicepresidenta de la Campaña Nacional por la Lectura y por un largo período jurado de los ya desaparecidos seminarios de Estudios Martianos; eventos todos estrechamente relacionados con la promoción del libro y la lectura en nuestro país. “Fueron años —apuntó— que dejaron en mí su indeleble huella”.
Entre los méritos más relevantes de esta carismática mujer se encuentra su labor por 22 años consecutivos como especialista principal de la obra del Premio Nacional de Literatura Félix Pita Rodríguez (Bejucal, 1909–La Habana, 1990), de quien es depositaria de su legado intelectual. Sobre el distinguido escritor, poeta, periodista, narrador y ensayista, la Licenciada en Historia General por la Universidad de La Habana, señaló:
“Félix es un clásico y eso define muchas cosas, en tanto su obra nutre y conforma la identidad nacional. Generacionalmente lo redescubrirán siempre. Considero que debe saldarse una deuda que tiene la Editorial Letras Cubanas con la publicación de dos antologías que deberán recoger parte de su narrativa y de su poesía, que en ambos casos ponga su obra en el dial de las nuevas generaciones”.
En torno a los aportes a la cultura cubana del asimismo reconocido autor teatral, crítico literario, traductor y escritor de radio y televisión, Mela apuntó: “Hay mucho de Félix que puede resultar extraordinariamente cercano a los jóvenes”.
Con su mirada en lontananza, perdida en el espléndido mar que disfruta desde la terraza de su casa, la además Máster en Ciencias del Matrimonio y la Familia por la Universidad Lateranense de Roma y miembro de la Uneac, aseguró que no se siente totalmente satisfecha con lo que ha podido hacer hasta hoy. “Pertenezco a una generación que no va a retirarse nunca, al menos, mientras le queden cosas por hacer; no olvidemos que: la cultura es escudo de la nación. Debemos enfrentarnos a la desidia, a la ley del menor esfuerzo, a la falta de exigencia y de rigor; al relativismo cultural”.
Creadora y directora de la Orquesta de Poesía y Música de Cámara IL Cántico, novedosa relación de la palabra como sonido de reflexión y de la música de concierto, lenguaje artístico que ha obtenido el reconocimiento de la crítica especializada, Ángela opina que “la poesía y la música de cámara conforman un tercer lenguaje, no invalidando, sino convalidando la individualización de cada uno como expresión artística, dando paso al verdadero significado de concierto. La palabra es reflexión, sonido que la música totaliza y viceversa; más que el hablar con música, el hablar es música. La voz multiplica su referencia, se orquesta la palabra como un sonido más, pero en este caso un sonido de la reflexión, de la palabra”.
El afamado escritor y poeta español Jaime Siles (Valencia, 1951), ha dicho de Mela “que su poesía tiene un perfecto uso del lenguaje y un extremo trabajo de perfección” y nuestra Dulce María Loynaz (La Habana, 1902-1997) considerada una de las más importantes voces de la poesía y la novelística iberoamericana, la calificó como “rara avis de la poesía cubana”; amén de los numerosos elogios que ha recibido de grandes figuras de las letras. Sin embargo, su quehacer literario es aún insuficientemente conocido en Cuba. Durante nuestro diálogo, al respecto afirmó:
“Quizá, lo que ha sido insuficiente es la publicación de mi obra aquí. No así en el extranjero. Me encantaría que les hicieras esa pregunta a las editoriales cubanas. Lo que te puedo decir es que no he sido capaz de traicionar la naturaleza de mi poética. Félix me lo anunció desde el primer instante de conocerme; me dijo: ‘Lo que tú haces, en poesía, no encontrará fácilmente su espacio’. Ahora, con los años, algo he comprendido. Se ha impuesto la poética de lo conceptual (concepto no siempre es contenido en poesía) y yo busco más la elaboración y la forma, la forma para mí es también un contenido. La contemporaneidad necesita de una estética con referentes en la belleza y en la forma, es lo que considero, y no he ido ni voy actualmente muy acompañada por ese camino. De manera que no lo asumo como algo personal. Cuando leo en algún sitio al que me invitan, acuden muchas personas y no sé el porqué, si no han podido leerme mucho”.
Durante muchos años esta relevante poetisa también ha dedicado trabajos de reflexión a la obra de importantes escritores y prologado algunas de sus ediciones, como es el caso de la publicación en México de la obra del poeta Regino Pedroso y Aldama (Unión de Reyes, 1896-La Habana, 1983), figura de la que ella es una de sus más sólidas conocedoras y promotoras. Sin embargo, la vida y la obra del autor de poemas tan trascendentales como Salutación fraterna al taller mecánico (1927) y El ciruelo de Yuan Pei Fu (1955), hitos de la poesía cubana del siglo XX, prácticamente se encuentra relegada en los programas editoriales y de promoción literaria en Cuba. Al respecto, De Mela enfatizó:
“Siempre admiré la lírica de Regino Pedroso. Continué la amistad con su viuda Petra Ballagas, hasta que murió. No es justo que se olvide a un poeta capaz de escribir una oda al más pequeño e insignificante hombre de trabajo, como resulta su libro Nosotros (1933), y cantar a un tiempo las maravillas de El ciruelo…, o aquellos versos de Más allá canta el mar (1939). Me agradaría recordar ese olvido a Regino y a su obra, con una frase que me enseñó Raúl Ferrer*: “La queja es una prostitución del carácter”, agrego a la frase, el gusto por el hacer, en el sentido martiano del hacer. Así lo ha tenido en cuenta este periódico, con el premio que convoca junto a la Central de Trabajadores de Cuba”, dijo esta incansable trabajadora de la cultura cubana y defensora de nuestra identidad nacional, quien ha expuesto esos valores en varias latitudes del orbe.
* Raúl Ferrer Pérez (Meneses, Yaguajay, 1915-La Habana, 1993), pedagogo y poeta.